Sociedad

Las bibliotecas particulares como signo de distinción

Editoriales como Planeta reeditan sus fondo animadas por los últimos éxitos

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Un futuro exclusivamente en internet se puede presentir, pero resulta más difícil de ver. En el año 2006, sólo un 5% de los usuarios de la red compraron libros online, según los datos de la Federación de Gremios de Editores. El canal de compra preferido es el de las librerías, en el que adquieren sus libros el 52% de los compradores. Además, como dice Joaquín Rodríguez, los niños de hoy siguen leyendo en papel y las bibliotecas no se desmontarán de la noche a la mañana.

El libro en papel, eso sí, sufrirá un retroceso, y hasta quizá se convierta en un objeto de prestigio, como ya está ocurriendo en Estados Unidos: las clases profesionales y adineradas muestran con orgullo a sus visitas su cultura, es decir, su maravillosa biblioteca, un claro y reputado signo de distinción.

En Planeta sacarán el sello Backlist, con el objetivo de que los interesados puedan hacer biblioteca. Está dirigido a personas cultas, que llevan años leyendo y que ya tienen en casa unos 300 o 400 títulos», explica Adolfo García Ortega.

De Mahoma a Umbral

Es una tendencia, que parece ir a la contra de la corriente digital. En los últimos temporadas, incluida la actual, los lectores han respondido muy bien a títulos como Vida y destino, de Vassili Grossman, un escritor ruso de los años veinte del siglo pasado, lo mismo que a los del húngaro Sándor Marái, cuyo libro El último emperador llegó a los 100.000 ejemplares. Los clásicos, incluidos los modernos, venden.

«Hay un público que busca ediciones cuidadas y con un diseño nuevo», apunta Daniel Cladera, al frente del sello Backlist. Entre los clásicos hasta el siglo XX, publicarán la Divina comedia de Dante Aligheri, El Corán de Mahoma y el Oliver Twist de Dickens. Los clásicos modernos estarán representados por James Agee, Curzio Malaparte, Heinrich Böll y César González de Ruano. También habrá una colección de volúmenes que recogerá una selección de obras de autores como Josep Pla, Jorge Luis Borges, Francisco Umbral, con un precio medio de 45 euros.

«Planeta tiene en su fondo clásicos con prólogos y traducciones de primer nivel y ahora es un momento para aprovecharlos», explica Cladera. El mundo corre en muchas direcciones. Por la vía ancha de internet, pero también por la lentitud de las bibliotecas.