Detroit
Como todos los años, el Salón de Detroit es el pistoletazo de salida del curso automovilístico. En esta ocasión, como viene siendo habitual en los últimos años, la capital del motor -sede de los tres grandes, General Motors, Ford Motor y Chrysler- es un fiel reflejo de la delicada situación que atraviesan los fabricantes de coches en los EE UU.
Actualizado: GuardarSi tuviéramos que hacer un pronóstico de futuro y la cara del enfermo fuera la imagen que proyecta esta ciudad, cada día más moribunda, no dudaríamos en temernos lo peor. Aunque lo más preocupante, si nos atenemos a los números, es el hecho de que de los aproximadamente 16 millones de vehículos vendidos en el país, las marcas extranjeras han logrado un 46% del mercado.
De ahí el enorme esfuerzo para adaptarse a las nuevas exigencias de los consumidores. Para ninguno de los grandes directivos ha pasado inadvertido el arranque de las elecciones primarias y la tremenda lucha entre los demócratas Hillary Clinton y Barack Obama, quien se ha convertido en firme promesa de futuro gracias a la renovación y sensibilidad que ha logrado captar y transmitir en sus mensajes.
Respecto a la industria del automóvil, el mensaje de Obama no puede ser más claro. No sólo quiere encabezar un esfuerzo nacional e internacional para imponer límites a las emisiones de gases contaminantes, sino que además propone modelos que consuman menos combustible. Es cierto que las marcas americanas arrastran unas estructuras de costes sociales difíciles de gestionar, pero también lo es que los estadounidenses son cada vez más propicios a vehículos que tengan un menor impacto en el bolsillo y en el medio ambiente.
Así las cosas, todos esperan que el fichaje de Alan Mulally de Boeing a Ford, el de Chrysler al contratar a James Press, artífice del lanzamiento del híbrido Prius de Toyota o la gran apuesta que General Motors está llevando a cabo para fomentar el desarrollo de nuevas tecnologías que sean más respetuosas con el medio ambiente, hagan resurgir de las cenizas a esta ciudad, cuna mundial de la automoción.