Un barrio invadido
Soy vecina de ese barrio nuevo, cuyo nombre nadie sabe a ciencia cierta pero que se ha dado en llamar Terrenos Ociosos de Astilleros. Esta zona de la ciudad está marcada, desde la entrega de las primeras viviendas, por la presencia de un centro comercial que le da vida, empleos y mucha actividad a otros negocios menores de la zona.
Actualizado: GuardarPero esta situación no debe servir para permitir que, cada año más, los residentes del barrio tengan que vivir situaciones realmente molestas cada vez que hay un periodo de compras, como es, sobre todo, el de Navidad y Reyes Magos. A pesar de que este centro comercial cuenta con varias plantas de aparcamiento subterráneo y otra explanada más para cientos de vehículos, los coches de muchos desaprensivos toman las aceras, los semáforos, los pasos de peatones y cada rincón que queda libre.
Pasear con un carrito de bebé, por ejemplo, es misión imposible. Hay que dar rodeos o poner en peligro la integridad del pequeño. La doble fila es asfixiante, llega a dejar calles de cuatro carriles en uno solo y convierte los accesos a El Corte Inglés en una especie de garaje con todos los coches con los intermitentes encendidos. Lo peor es que cada año la situación es más grave y nunca se ve a un Policía Local que intente poner algo de orden, que vele por los derechos de los ciudadanos que van a pie. No culpo de todo este lío al centro comercial. Tiene a disposición de los clientes muchas plazas de estacionamiento y son los compradores los que pueden elegir entre ir a pie, ir en autobús (hay una línea que para en la puerta) en vez de invadir a los que viven allí.
Para que los demás gaditanos se hagan una idea de hasta donde llega el caos, este año se han visto coches (más de diez) aparcados sobre el nuevo Paseo Marítimo de la zona. Los automóviles estaban aparcados en batería, con sus parachoques a menos de diez centímetros de la barandilla que separa el paseo del mar. Una zona pensada para el asueto de los peatones, inaugurada hace menos de un año, tomada por los gamberros de cuatro ruedas. Ni yo, ni mis familiares ni los vecinos con los que suelo comentar la situación han visto una grúa que tratara de retirar algún coche. No hay guardias, ni multas, ni castigos, ni escarmiento, por lo que la situación irá a peor. En las próximas rebajas, o en las de agosto, o en la Navidad de 2008, los vehículos aparcarán dentro de los portales, que es la única zona que hasta ahora han respetado. Pido al Ayuntamiento un poco de respeto hacia unos vecinos que pagan sus impuestos como los demás (el IBI más caro de la ciudad). También pido a los ciudadanos que piensen un poco en los demás a la hora de aparcar su coche.
No pasa nada por ir en taxi, en autobús, o por aparcar a unas decenas de metros y dar un paseo, todo menos poner en peligro la integridad de la gente y el mobiliario urbano.