Otra forma de industria

a industria cinematográfica internacional ya conoce el compendio de bondades que ofrece la provincia. Cádiz, desde la costa a la Sierra, pasando por la campiña y el Campo de Gibraltar, es un inmenso y heterogéneo plató natural en el que aparecen playas fastuosas, escarpadas sierpes, bosques frondosos, castillos medievales, callejuelas, bodegas, viñas, puertos y llanuras. Las posibilidades creativas de un entorno de este calibre, aprovechadas por películas como Muere otro día (de la serie James Bond), Alatriste, o las más recientes Manolete o La Carta Esférica, se ven mermadas por la carencia de un espacio que, convenientemente habilitado, permita a los directores reducir los costes de producción en las tomas interiores, que tienen que traer terminadas de casa. Desde el consistorio de Puerto Real se apunta el doble beneficio que supone para toda la provincia contar con un espacio de estas características: «Para nosotros se trata, por una parte, de crear nuevo tejido industrial, aprovechando el buen nombre que la Escuela tiene en el medio audiovisual y, por otra parte, potenciar actividades culturales que ahora contarán con un marco adecuado, como conciertos o recitales», explica Antonio Noria, uno de los responsables de la iniciativa. En cualquier caso, la puesta en marcha del plató implicará un aumento cualitativo de las productoras que «ahora podrán complementar el rodaje en exteriores con las tomas interiores».