La reina del crimen
Educada en casa, Agatha Chritie escribió su primera novela mientras ejercía de enfermera durante la I Guerra Mundial
Actualizado: GuardarNacida en Devon (Inglaterra) en 1890, de padre americano y madre inglesa, la niña que llegaría a ser la escritora más conocida a nivel mundial se educó en casa con una institutriz y nunca asistió al colegio. En 1914 contrajo matrimonio con el piloto Archie Christie, cuyo apellido utilizaría en su carrera literaria, y trabajó de enfermera en un hospital durante la Primera Guerra Mundial. Fue entonces cuando escribió su primera novela, El misterioso caso de Styles, publicada cinco años más tarde tras varios rechazos y cuyo éxito fue inmediato. En ella aparecía por vez primera uno de sus dos personajes más afamados: el detective francés Hércules Poirot, protagonista de más de treinta de sus novelas. El otro personaje es Miss Marple, una solterona con gran intuición que vive en un pequeño pueblo de la campiña inglesa.
A pesar del nacimiento de su única hija, su matrimonio no fue feliz y, en 1926, el coronel Christie pidió el divorcio para casarse con una mujer mucho más joven. La infidelidad de su marido y la muerte de su madre, acaecida poco antes, provocaron en ella una depresión que desembocó en una amnesia temporal. La ya para entonces famosa escritora desapareció durante tres semanas, al término de las cuales fue encontrada por la Policía en un pequeño hotel del balneario de Harrogate, cerca de la ciudad de York. Jamás mencionó lo ocurrido y, según afirman sus biógrafos, nunca logró recordar del todo aquellos días en los que anduvo perdida como un personaje más de sus novelas.
Más de cien obras
Cuatro años después se casaba con el arqueólogo Max Mallowan, catorce años más joven que ella, a quien conoció en un viaje a Mesopotamia y con quien permanecería hasta su muerte, cuarenta y seis años más tarde. En un rasgo de típico humor inglés, declaró que casarse con un arqueólogo era lo mejor que una mujer podía hacer puesto que, cuanto más vieja fuera, más interés sentiría él por ella. Esta unión le permitió realizar numerosos viajes a Oriente Medio y ubicar varias de sus tramas en aquel escenario.
A lo largo de su vida de autora, Agatha Christie escribió más de cien novelas, la mayoría de género policíaco o de misterio, con un esquema literario muy parecido en casi todas ellas, de las que cabe destacar, por nombrar alguna, El asesinato de Rogelio Achroyd, Diez negritos, Muerte en el Nilo o Asesinato en el Oriente Express.
También realizó varias incursiones en el género romántico bajo el seudónimo de Mary Westmacott. Novelas éstas consideradas menores por la crítica, pero de las cuales ella se sentía muy satisfecha. Asimismo, escribió una veintena de obras de teatro, una de las cuales, La ratonera, fue representada con éxito cada noche durante más de tres décadas en el Ambassadors' Theatre de Londres. También escribió obras para la radio y la televisión, y el cine ha llevado a la pantalla varias de sus novelas. ¿Quién no ha visto en alguna ocasión a Peter Ustinov en el papel de Poirot o a la maravillosa Margaret Rutherford en el de Miss Marple? ¿O la magnífica interpretación de Charles Laughton, acompañado por Tyrone Power y Marlene Dietrich, en Testigo de cargo?
Leída en cien lenguas
Miembro de la Real Sociedad de Literatura, doctora honoris causa en Letras por la Universidad de Exeter y Dama del Imperio Británico, este mes de enero, Agatha Mary Clarissa Miller cumpliría 117 años -87 como Agatha Christie-. Autora prolífica como pocas y pocos, ha sido la más leída, traducida, y conocida de todos los tiempos en cualquier género, exceptuando a Shakespeare en teatro. Las ediciones de sus obras se cuentan por miles y los ejemplares vendidos, tanto en inglés como en cerca de cien otras lenguas, por decenas de millones, superando a consagrados autores y autoras de ayer y de hoy.
Pese a todo, no recibió el premio Nobel, ni ningún otro premio importante; su nombre no aparece en esas listas de los cien mejores escritores publicadas de vez en cuando en los medios especializados. No cabe la menor duda, sin embargo, de que su obra cumple con uno de los principales requisitos que los lectores exigen a los autores: entretener.
Personalmente, destaca su imagen de mujer de mirada amable, tímida, con humor y una visión clara de la existencia: «Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. En realidad, la vida es una calle de sentido único».