Muere Fernando Beorlegui, pintor realista, esperpéntico y lúdico
Radicado en Eibar, el artista combinó el reflejo de su entorno con una deformación influenciada por Goya
Actualizado: GuardarAprendió de los grabados de Gustave Doré y de Francisco de Goya, y llevó sus enseñanzas hasta el contexto industrial de Eibar. De esa combinación salió su pintura realista o figurativa, aunque a él la realidad le pareciera «horrorosa». Quizá por ese horror tiñó lo que veía con el esperpento y con una magia un poco negra, si bien nunca dejó de practicar el arte con un marcado sentido lúdico. Amigo de Jorge de Oteiza, de Agustín Ibarrola y de Vicente Ameztoy, y en activo desde principios de los años cincuenta, el pintor vasco Fernando Beorlegui murió ayer en Eibar a los 79 años después de una larga enfermedad. Había nacido en el pueblo navarro de Campanas en 1928 y vivió en Eibar desde 1956. Con quince años visitó por primera vez el Prado y descubre «al Goya pueblerino, al aldeano que veía al diablo», una presencia que no le abandonará en la realización de toda su obra.
De sus comienzos más convencionales y paisajísticos pasó en los años setenta a un pintura más surrealista, influenciada por Salvador Dalí. La lectura en esa época de El orden oculto del arte, de Anton Ehrenweig, le lleva a la experimentación en el lienzo con raspados, texturas y veladuras.
Junto con Daniel Txopitea e Iñaki Larrañaga fundó el grupo Goruntz. En 1991 pronunció una conferencia en Mondragón y allí conoció al poeta Leopoldo María Panero, desde entonces uno de sus grandes amigos. Fue uno de los dibujantes de la revista de poesía Zurgai.