ALMONTE. Chaves y Zapatero ayer, con dos cachorros de lince ibérico en un momento del mitin. / IVÁN QUINTERO. EFE
ESPAÑA

Zapatero responde a los obispos que las críticas no van a cambiar su política social

El PSOE afirma en un comunicado que no va a dar ningún «paso atrás» en las leyes aprobadas El partido del Gobierno opina que «en un régimen democrático la fe no se legisla»

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El presidente del Gobierno sostuvo, en respuesta a las últimas críticas de la jerarquía católica a su política social, que en España se hace «lo que quiere la inmensa mayoría de los españoles», y «esa España va a continuar así». José Luis Rodríguez Zapatero no ocultó su malestar con los cardenales y obispos que protagonizaron la multitudinaria concentración del domingo en Madrid, a los que recordó que en «la España de la Constitución cabe todo el mundo, todos tienen derecho a tener derechos, piense lo que piense y profese o no una religión».

Los mensajes de los cardenales de Valencia, Agustín García-Gasco, de Toledo, Antonio Cañizares, y de Madrid, Antonio María Rouco Varela, en la concentración familiar de la madrileña plaza de Colón causaron un malestar pocas veces visto en el palacio de La Moncloa durante esta legislatura. Con independencia de los ataques a la política familiar, que en círculos gubernamentales se consideran desproporcionados, existe una sensación de injusticia en la respuesta de los prelados a los gestos, en su opinión, amistosos lanzados desde el Ejecutivo en el terreno económico y educativo. Pero también reina la impresión de que «detrás de las sotanas» se mueve el PP y sus intereses electorales, según fuentes socialistas.

Zapatero eligió la localidad onubense de Almonte, muy cerca de Doñana, su lugar para su descanso navideño, como escenario para su primer acto público del año, y ante unos 500 simpatizantes insistió en que en las próximas elecciones el país «no va a dar un paso atrás, sino un paso firme y seguro hacia delante». Sin hacer mención expresa a las críticas de la Iglesia, el presidente del Gobierno aseguró que los españoles se volverán a manifestar en las urnas como una sociedad «que tiene respeto a toda ideología, creencia y reglas morales», ya que «en la España de la Constitución cabe todo el mundo, todo el mundo tiene su sitio, todos tienen derecho a tener derechos, piense lo que piense y profese o no una religión».

Comunicado socialista

Mientras el jefe del Ejecutivo se despachaba en estos términos, la dirección del PSOE hizo público un comunicado, supervisado muy de cerca por Rodríguez Zapatero, titulado 'Las cosas en su sitio'. El escrito, quizás uno de los más duros en los últimos años de los socialistas en relación a la jerarquía católica, recuerda que ninguna confesión religiosa, por mayoritaria que sea, tiene «carácter estatal». El texto señala también que «la fortaleza de la democracia» reside en «la garantía de la convivencia de las opciones ideológicas, morales y religiosas» sin aceptar «la imposición» de ninguna sobre otra.

En este marco, el PSOE subraya que en un régimen democrático «la fe no se legisla» y en una sociedad dotada de una Constitución, «no hay más legitimidad» que la que emana de ella. En consecuencia, todas las confesiones religiosas tienen «plena autonomía en su orden doctrinal», pero es la sociedad la que, «a través de sus representantes», tiene «la potestad de ordenar los principios de libertad individual y de convivencia».

A partir de estos principios, los socialistas consideran que los obispos, con actos como el del domingo pasado, «ignoran o no respetan estos principios» y, por tanto, «se apartan de los fundamentos esenciales de la democracia». El partido gubernamental puntualiza en su comunicado de ayer que por esta actitud de la jerarquía eclesiástica no va a modificar sus convicciones y, en consecuencia, «no daremos ningún paso atrás» en las políticas sociales llevadas a cabo en la presente legislatura.

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, también empleó un tono beligerante con la jerarquía católica y desde Córdoba consideró «inaceptables» sus manifestaciones en su condición de «católico, español y socialista». La titular de Vivienda, Carme Chacón, admitió que las pretensiones exteriorizadas el pasado domingo por los cardenales son «legítimas», pero no pueden «imponer su visión única y tradicional de la familia».

El secretario de Organización socialista, José Blanco, alimentó la ofensiva y enmarcó la concentración impulsada por los obispos en un acto de campaña electoral del PP. En esta línea, invitó a los prelados a que antes «pedir el voto» para los populares, exijan a este partido que incluyan en su programa electoral la derogación de las leyes del aborto y del divorcio.

Por su parte, el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares consideró «preocupante» que «a lo largo de cuatro años el Gobierno no haya puesto a la Iglesia en el lugar que le corresponde en una sociedad democrática».

El líder de IU, en rueda de prensa, insistió en que el Ejecutivo «tiene que rectificar su política» en materia religiosa a favor de un «Estado aconfesional», por lo que debe «reconsiderar», a su juicio, los acuerdos con la Santa Sede y «modificar la situación de privilegios» en materia de financiación y educación.