El Papa defiende la familia 'natural' como «primera educadora de la paz»
Conflictos como el de Oriente Medio, la escalada nuclear y la destrucción del medio ambiente son «densas nubes para el futuro», advierte Benedicto XVI
Actualizado: GuardarPara el Papa, la familia es «la principal agencia de la paz» en el mundo. Así lo destacó ayer tanto en su primera misa del año como en su sermón del Ángelus y en un mensaje difundido con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Paz.
Joseph Ratzinger señaló de esa forma la que será una de las principales guías de la Iglesia católica para el año que acaba de comenzar: la defensa de la familia tradicional, es decir, la formada por el matrimonio entre un hombre y una mujer.
El pontífice celebró primero una misa en el interior de la Basílica de San Pedro, y después rezó el Ángelus asomado al balcón de su apartamento, desde el que felicitó el año a los miles de peregrinos y turistas que se congregaron en la Plaza de San Pedro.
Ratzinger, que tosió en ocasiones durante ambos actos, explicó que «existe una estrecha relación entre la familia, la sociedad y la paz. El mismo amor que construye y une la familia es el que favorece la solidaridad y la colaboración entre los pueblos de la Tierra».
Bajo esa perspectiva, Benedicto XVI censuró a «quien, incluso inconscientemente, obstaculiza el instituto familiar», ya que «hace frágil la paz en la comunidad, nacional e internacional». Y ello, porque la familia tradicional es, en su opinión, «la principal agencia de la paz».
Esa idea, pero más desarrollada, predomina en las quince páginas del mensaje de la 41ª Jornada Mundial de la Paz, enviado a los embajadores acreditados ante el Vaticano, presentes ayer en la misa celebrada en San Pedro. «La familia es la primera e insustituible educadora de la paz. No ha de sorprender, pues, que se considere particularmente intolerable la violencia cometida dentro de ella», se lee en el mensaje.
Tensiones crecientes
En el documento, Ratzinger también advierte de la existencia de «densas nubes» sobre el futuro de la humanidad, que nacen de los conflictos existentes, como los de Oriente Medio; de la carrera de armamentos, especialmente la nuclear; y de la destrucción del medio ambiente, en el que vive la «familia humana».
Para el Papa, «vastas regiones del planeta están envueltas en tensiones crecientes, mientras que el peligro de que aumenten los países con armas nucleares suscita en toda persona responsable una fundada preocupación».
Tras subrayar los conflictos de África y a Oriente Medio, el Pontífice denuncia en el mensaje «un aumento del número de Estados implicados en la carrera de armamentos» y resalta que, incluso, «naciones en vías de desarrollo destinan una parte importante de su escaso producto interior bruto para comprar armas».
Benedicto XVI llama a que, «en tiempos tan difíciles», se movilicen «las personas de buena voluntad» y lleguen «a acuerdos concretos con vistas a una eficaz desmilitarización, sobre todo en el campo de las armas nucleares». Exhorta, además, a los gobernantes para que reanuden las negociaciones de cara «al desmantelamiento progresivo y concordado de las armas existentes».
Sobre el medio ambiente, Ratzinger pidió su protección porque «ha sido confiado al hombre para que lo cuide y lo cultive con libertad responsable, teniendo siempre como criterio orientador el bien de todos».