Editorial

Año de elecciones

El año 2008, que estamos a punto de estrenar, llega condicionado por la doble convocatoria de elecciones, generales y autonómicas, para el 9 de marzo. Desde ahora, cuando ya se han hecho balances y despedidas de legislatura, y la inminente disolución de las Cámaras será sólo un formalismo, hasta casi el verano, la vida pública vivirá en una situación de provisionalidad, marcada por la campaña, primero, y la constitución de los nuevos gobiernos, después.

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Este será, pues, en su primera parte, el año del duelo entre PSOE y PP, entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Teófila Martínez, como cabezas de las listas de ambas formaciones al Congreso, y entre Manuel Chaves y Antonio Sanz, al Parlamento andaluz. Pero los procesos electorales, el sano juego de la democracia, no debe entorpecer ni ralentizar los proyectos puestos en marcha por los poderes públicos para relanzar la provincia y recuperarla de sus históricas carencias.

Es, pues, en primer lugar, urgente llamar la atención de las instituciones para que antepongan el bien común a los intereses partidarios, al tiempo que no se disparen las promesas coyunturales, que no benefician en nada la credibilidad del sistema.

Gane quien gane, la provincia necesita, como el Rey reclamó en su discurso navideño, una serie de consensos básicos entre las fuerzas políticas mayoritarias, para poner por delante cuestiones esenciales que deben abordarse, en beneficio de todos, en vez de estrategias circunstanciales.

De este modo, es preciso que cumplan sus plazos sin concesiones a la galería proyectos tan importantes como el Plan de Industrialización, el Plan Bahía Emprende o el nuevo hospital, las infraestructuras en marcha, con el segundo puente en lugar destacado, el polígono de Las Aletas. La gestión de tantas iniciativas ha de estar a la altura de las expectativas despertadas, que llegan incluso a la promesa del «pleno empleo industrial en la Bahía», hecha el pasado viernes por el consejero de Innovación.

Hace falta, asimismo, adoptar una estrategia de competitividad que refuerce el tejido empresarial gaditano y que redunde en un aumento del empleo de calidad. Administración y agentes sociales han de dar un paso más en su compromiso por el futuro de la provincia, para que abandone de una vez la cola de los más penosos indicadores y mejore en actividad, en renta, en PIB, al tiempo que construya bases sólidas para su futuro.

Entre tanto, el buen clima en el Consorcio para el Bicentenario de 2012 debe en este año traducirse en proyectos concretos, pues la fecha de acerca. El avance en la sociedad del conocimiento y la innovación, en la educación y la sanidad, en la ordenación del territorio y el respeto al medioambiente, en la justicia social y la lucha contra la pobreza han de ser también objetivos prioritarios en las políticas públicas gaditanas, más allá del 9 de marzo.