La paz y las bombas

as bombas que volvieron a sembrar la destrucción en Irak y el recrudecimiento de las operaciones de Turquía contra el terrorismo kurdo actuaron ayer como sangriento y desalentador contrapunto de las palabras con las que el Papa apeló a la paz en su tradicional bendición Urbi et Orbi. La denuncia del Pontífice de la situación que sufren aquellas áreas del planeta donde «resuena el fragor de las armas», con mención singular para el país iraquí, Afganistán, Líbano o Darfur, sirvió para recordar en una fecha tan simbólica el drama que se agrava día a día en los lugares sometidos a continuados enfrentamientos bélicos, conflictos civiles o crisis humanitarias. Pero también para subrayar un mensaje colectivo contra el daño en muchos casos irreparable que provoca la violencia.