TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

Candidaturas al borde de un ataque de nervios

El PSOE gaditano vive una rarísima situación de calma chicha: en las autonómicas, el ascenso de Bibiana Aido como segunda de a bordo de Chaves ha sido bien recibido en las distintas agrupaciones socialistas como quizá un símbolo de que la renovación interna parece ir en serio de una vez por todas. Los socialistas gaditanos parecen más callados que los del PP en misa. Toda una noticia que merecería titulares a cinco columnas, después de las grescas internas vividas en el pasado, sobre todo en algunas agrupaciones en las que las elaboraciones de listas incluían puñetazos y lanzamiento de sillas.

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El efecto Freddy -así llamaba Alfonso Perales a su amigo Alfredo Pérez Rubalcaba- ha permitido, al menos aparentemente, pacificar la vida interna del PSOE como para sacar de calle sus candidaturas sin que ruja la marabunta habitual de las navajas triperas. A su lado, en el segundo puesto de la lista del PSOE por Cádiz, el actual ministro del Interior, contará con la escolta de la jerezana Mamen Sánchez, una mujer de su absoluta confianza que ya ha trabajado codo a codo con el cántabro reconvertido en gaditano cunero. Esa circunstancia quizá haya sido clave para que Pilar Sánchez, la alcaldesa de Jerez, no haya puesto demasiadas trabas respecto a una candidata que no es precisamente de su cuerda.

¿Alguna vez reconocerá el PSOE, si es que no lo ha reconocido ya, la absoluta disciplina y la voluntad de sacrificio que viene mostrando Rafael Román desde que lo sacaron de la Diputación y lo arrojaron a los leones de las municipales en la capital? Ahora, no ha puesto demasiados inconvenientes en figurar en tercer lugar de la lista, pero tampoco la Casa del Pueblo de la trimilenaria anda lo suficientemente boyante como para reclamar una mejor posición de partida, aunque su escaño lo tenga asegurado. Como lo tiene, sin duda, el algecireño Salvador de la Encina, un ex guerrista, colaborador de José Luis Rodríguez Zapatero desde la primera hornada, que aún pudiendo haber obtenido cargos de relevancia ha preferido mantenerse como jornalero del escaño.

A partir del quinto puesto, emergen las tinieblas y la disputa del diputado en el aire, con el Partido Popular: Mariano Rajoy, en estos días, ya ha dejado el camino expedito para que Teófila Martínez vuelva a ser candidata al Congreso por Cádiz, como lo fue a la presidencia de la Junta de Andalucía, sin que exista incompatibilidad con su cargo como alcaldesa. Dicho precedente no sólo dinamita esa pintoresca ecuación por la que un alcalde no puede ser diputado, sino que deja libre las puertas a la nominación para tal desempeño de Alberto Ruiz Gallardón, a la sazón alcalde de Madrid.

Tampoco parece que vayan a existir problemas internos en la bancada conservadora tras confirmarse que Antonio Sanz será el candidato por Cádiz al hospital de las Cinco Llagas. Sanz es uña y carne con Arenas y, en su calidad de secretario general, vienen manteniendo un excelente pulso a la hora de que su partido parezca una piña en Andalucía, con todo el desgaste interno que, a la chita callando, ha supuesto el relevo entre el actual presidente del PP de Andalucía y su predecesora.

Donde las candidaturas parecen al borde de un ataque de nervios es donde no debieran estarlo. Esto es, en las formaciones políticas que se juegan su permanencia en la primera división de la representación parlamentaria. Izquierda Unida ha logrado muñir una propuesta resultona con el incombustible José Antonio Barroso como candidato al Congreso, al tiempo que Ignacio García optará al Parlamento andaluz. Pero, ¿por qué se ha tenido que meter la dirección federal en el berenjenal de cesar de la comisión permanente federal de Izquierda Unida al sanluqueño Willy Meyer, el único eurodiputado efectivo de la coalición? Evidentemente, ni Meyer ni Manuel Moreneo que ha corrido esa misma suerte, secundaron a Gaspar Llamazares en la refriega de las primarias, pero como dice el dicho, en época de cambio, malas son mudanzas.

Los que han rechistado lo suyo por la solución electoral que el Bloque Nacionalista ha buscado para Cádiz, fueron los andalucistas gaditanos. La ejecutiva y el comité nacional del PA prefirió al isleño Manuel Prado, a la sazón secretario nacional de Política Municipal y diputado provincial, frente a Alfonso Andrades, secretario provincial del partido de Julián Álvarez. Andrades tendría que pensar seriamente en qué está ocurriendo en el interior de su partido para que su disidencia respecto al resultado final fuese tan sólo acompañada de la de un militante de Villamartin. Los otros 38 decidieron votar a favor de esa otra alternativa. En cualquier caso, también esta familia parece haber aprendido la lección y prefiere lavar en casa los trapos sucios. Apenas unas horas después de ese serio revés para sus propios intereses, Andrades insistía vehementemente en la necesidad de que el nacionalismo andaluz vuelva al Congreso de los Diputados. Claro que su rival Moreno se presenta al Parlamento de Andalucía y quien pretende frecuentar la Carrera de San Jerónimo es Jorge Romero, portavoz municipal en Los Barrios.