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«Escucho música tan solo con ver la partitura»
El prestigioso director belga condujo ayer en el Oratorio a la Barroca de Sevilla y esta noche actuarán en el Villamarta
Actualizado: GuardarHay sonidos eternos. Acordes que no necesitan de adornos para vencer al tiempo y que son capaces de trasladar al viajero siglos atrás con tan solo dejarse llevar. Ayer, unos cien privilegiados pudieron comprobarlo en el Oratorio de San Felipe Neri de la mano de uno de los mayores exponentes de la música antigua del mundo. El maestro belga Gustav Leonhardt dirigió a la Orquesta Barroca de Sevilla que interpretó piezas de Bach y Muffat. Hoy actúan en el Teatro Villamarta de Jerez a las nueve de la noche.
-¿Qué le ha parecido que su música haya sonado en el Oratorio de San Felipe, ahora lugar de encuentro de todas las artes barrocas?
-Es muy enriquecedor porque creo que es bueno que la música no se separe de otras artes. Además es un placer tocar en iglesias españolas tan espléndidas como esta. Por eso hemos seleccionado para el concierto música con contexto religioso. Me gusta que después de los temas de Bach no se aplauda y creo que la iglesia ayuda a entender más fácilmente lo que esta música intenta transmitir.
-La música barroca está viviendo en España un momento dulce: muchos festivales, grupos, intérpretes, ¿a qué lo atribuye?
-No puedo explicarlo. El lenguaje con el que se hablaba hace trescientos años todavía sigue teniendo efecto en el público. De hecho, si damos una nota érronea en seguida la gente lo percibe y eso no ocurre igual en un concierto de música contemporánea. Otra prueba de esta unión atemporal es el hecho de que el pop, que siguen millones de personas, usa los mismo acordes que nuestra música.
-¿Cómo explicaría a alguien profano en esta música cómo empezar a entenderla?
-Tampoco está en mi ánimo atraer a la gente sino que la que venga disfrute. Al final, llegan y les gusta. No se cómo pero lo consigo.
-Recomiéndenos alguna pieza indispensables del barroco musical.
-Por supuesto en primer lugar Bach y todos aquellos coetáneos que bebieron de su música. El amor por Bach empezó en el XIX pero entonces no se conocía tanto como ahora su contexto cultural que, hoy en día, ha ayudado a poder admirarlo aún más.
Siempre presente
-Carlo Maria Guilini decía al final de su vida que ya no escuchaba música, sino que le bastaba con leerla y recrearla en su cabeza, ¿le ocurre a usted lo mismo?
-En realidad me ocurre igual. Escucho música tan solo con mirar la partitura y la veo en mi cabeza. Aunque en el siglo XVII había música para pasar el tiempo o relajarse, cuando la presento ante el público es diferente.
-¿Qué papel tiene la música en la educación?
-Es fundamental. Lamentablemente hoy en las escuelas cada vez se le da menos importancia. No hay que forzar a nadie a que escuche música pero, en todo lo que sea posible, hay que intentar que aprendan a tocar un instrumento o afinen sus sentidos para que en un futuro sean buen críticos.
-¿Cree que la pérdida de valores ideológicos en la sociedad occidental puede afectar al lado espiritual de la música culta?
-Es una pena que sea así aunque lo cierto es que en mis visitas por países de todo el mundo he visto iglesias llenas y vacías. Es algo extraño pero es importante que en los templos haya una persona con una capacidad intelectual fuerte que atraiga a la gente. Cada uno en su pequeño círculo debe de hacer un esfuerzo por mantener los valores.
malmagro@lavozdigital.es