Chávez busca al asesino de Simón Bolívar
El presidente venezolano ordena abrir el sarcófago del Libertador para determinar las causas de su muerte
Actualizado: GuardarChávez está empeñado en aplicar técnicas científicas al romanticismo que siempre ha rodeado al militar y aventurero de raíces vizcaínas. Tras un discurso de casi cinco horas a imagen de Fidel Castro -su otro dios, éste aún vivo-, los presentes que sobrevivieron a sus generosidad oratoria escucharon ayer que existían dudas «sobre la autopsia realizada en Colombia en el siglo XIX», que certificó el deceso en la localidad de Santa Marta por tuberculosis. «En aquella época no era tan mortífera como para poner fin a una vida en tan pocas semanas», señala.
Especula con un asesinato que engrandezca la leyenda del líder de las independencias de Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Panamá, finalmente postrado hasta su muerte en la Quinta de San Pedro Alejandrino, cuando contada con 47 años y las sombras de las traiciones reales o imaginarias inundaban sus últimos alientos, como relata la prosa de Gabriel García Márquez en 'El general en su laberinto'.
Chávez ampara su hipótesis en una carta del propio Bolívar en la que expresaba sus proyectos futuros apenas meses antes de su fallecimiento, incluida su participación en unas elecciones para encabezar el Ejecutivo de la Gran Colombia, que, además del actual país presidido por Álvaro Uribe, incluiría a Ecuador, Perú, Venezuela, Panamá, Brasil, Guayana y Costa Rica. «Alguien podría decir que este hombre sufría una enfermedad grave», argumenta. Aunque, poco más tarde, leyó otra misiva en la que Bolívar se quejaba de «vómito negro, bilis y grandes dolores de huesos».
Detrás del complot criminal, por supuesto, están los estadounidenses. Los de entonces, presididos por Herbert Hoover, y los de ahora, con Bush a la cabeza. «Pretendían acusar a Bolívar de coronarse rey y de querer traer un príncipe europeo para ponerlo al frente del Gobierno. Guerra psicológica, pero mucha gente acabó por creerse la patraña», puso luz el clarificador Chávez.
La oligarquía no podría ser ajena a tal desfachatez. Pagó «a los historiadores oficiales para que engañaran al pueblo después de distorsionar y falsificar la verdad» sobre Bolívar, cuyos restos permanecen sepultados en su Caracas mortal desde 1842. Con él, fueron cubiertos de tierra, según el nuevo libertador de América, «los ideales de una Hispanoamérica próspera y unida».
Chávez sospecha incluso que ni siquiera son los huesos de Bolívar los que reposan en el Panteón Nacional de la capital. «¿Ojalá sean los suyos! Pero tenemos la obligación moral de despejar esa incógnita!» añadió el actual mandatario venezolano. Pero es que hay cosas que harían desconfiar a cualquiera. No sólo a Chávez. Es que falta hasta el cráneo del emancipador, aunque los servicios secretos ya están tras su pista «en una investigación histórica y policial obligada para nosotros», indica el general que ahora gobierna Venezuela.