MILENIO

¿Qué le sucede al PP?

T iene razón el secretario de Organización de los socialistas andaluces, Luís Pizarro, cuando advierte del peligro que corre la política andaluza de reducirse a un diálogo entre dos (POSE y PP). Porque, afectivamente, con independencia del encomiable entusiasmo de la militancia andalucista y de los coaligados de izquierdas (IU-CA), las dos meritorias formaciones podrían ser arrastradas por las aguas turbulentas del bipartidismo reinante.

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Porque si fatalmente se cumplieran las predicciones del sensato Pizarro, ¿quién soportaría este diálogo repetitivo de sordo entre las huestes del estoico Arenas y del mesurado Chaves? Los más iniciados y punto, porque más pronto que tarde Arenas con un billete de ida en el AVE que rinde viaje en el andén madrileño de la política nacional y Chaves hasta se podría permitir el lujo, como en los tiempos de Felipe González (aunque Felipe jamás acertó), de designar su sucesor al frente de las invictas columnas socialistas.

¿Y qué le sucede al entrañable PP que ni con Aznar y sin Aznar tiene sus males remedios en esta Andalucía que no olvida la guerra civil española?¿ Es cierto que Arenas llegó a la reunión de maitines de estos demócratas-cristianos disfrazados de populistas de centroderecha con su encendido y barroco verbo andaluz y su tono sonoro, rozando el grito bizarro, y galvanizó a esa guardia pretoriana que configuró con paciencia de orfebre don Manuel (no confundir con el del Betis).

Hasta el punto de que cuando Aznar salió gallardamente y por sus pasos del coche destrozado por una bomba de los mal nacidos etarras algunos vimos al dicharachero Arenas ejerciendo el Poder andaluz en el palacio de san Telmo y al prudente Chaves de consejero áulico de Felipe y educadamente distante de Guerra, monarca hoy de la política de entre bastidores por los que pululan los padres de la patria democrática.

Querido Pizarro. Elevemos nuestras preces para que la política andaluza no quede sustentada únicamente en dos patas. A la afición hay que animarla y no confundirla ni desorientarla. Aunque hay que reconocer, que andalucistas y coaligados animan lo suyo en la cancha andaluza. Y que sea por muchos años.