4D de 1977 una fecha para la dignidad de un pueblo
Aquel 4 de diciembre de 1977 como primer Día de Andalucía, fue, para muchos, la primera manifestación a la que se asistía. Estábamos llenos de esperanza y muchos, fabricamos nuestras banderas verde, blanca y verde, y nos citamos para legalizar nuestros símbolos en la calle, antes que en el propio Parlamento de Andalucía. No podíamos ser ni más ni menos que nadie, sencillamente afirmábamos nuestra diferencia y nuestra capacidad para dotarnos de instituciones de autogobierno en un tiempo donde los padres de la Constitución como palmeros de UCD y PSOE, sólo pensaban en Cataluña y País Vasco. Salimos a celebrar que existíamos pese al empeño de una ultraderecha que se ocultaba tras las fuerzas de seguridad. Allí estábamos aquella fría y húmeda mañana llenos de ilusión y alegría en la que más de un millón de andaluces respondimos a un llamamiento, en principio, de la asociación Averrores de Sevilla, y más tarde asumido por nuestros parlamentarios democráticos. Hasta la novena provincia se movilizó. No le faltaban buenas razones. Sorprendimos en el comienzo de la Transición a las fuerzas políticas del momento. Pocos habían pensado en andaluz y, rompiendo tópicos, nos hicimos valer como pueblo. Desde entonces, todas las formaciones políticas pusieron la A de Andalucía entre sus siglas. Ya nada sería igual.
Actualizado: GuardarHace 30 años también del asesinato de Manuel José García Caparrós al que la nueva y esperanzadora Coalición Andalucista dedicaba un reivindicativo homenaje este fin de semana en Sevilla. De aquellos graves hechos, nunca aclarados, y por lo que nadie ha sido juzgado ni acusado, pocos se acuerdan. No sólo gracias a quienes escriben por encargo del poder los libros de Historia -historieteros-, son responsables de que nuestro pueblo no tenga presente aquellos hechos, nuestros actuales gobernantes tienen gran responsabilidad. Es más, la propia Ley para la Memoria Histórica ha dejado al mártir de nuestra autonomía fuera de todo reconocimiento moral y material junto a aquellos que sufrieron la represión del franquismo. Todo un desprecio del partido mayoritario que nos gobierna que, una vez más, secuestra el debate andaluz en unas elecciones que vuelven a repetirse coincidentes con otras. Hoy como entonces no interesa que el pueblo reflexione sobre su realidad.
Por ello el mejor homenaje que podemos dar a Caparrós y a nuestra Historia es sacar nuestra dignidad a la calle. Para volver a ser lo que fuimos como dice nuestro himno. Si Manuel José no hubiera compartido la ilusión colectiva de los andaluces aquel día por Málaga, no le hubiese pasado nada. Él estaba donde debía de estar por mucho que le pesara al que impunemente le asesinó y a quienes corearon el silencio de los hechos entonces y hoy mismo. Nuestro mejor homenaje es entender que existe un futuro ilusionante. Que aquellos hechos no deben quedar en el recuerdo y deben estar siempre presentes dado que, sin el 4 de diciembre no puede concebirse el 28F y, a su vez, con estas fechas, la autonomía de primer rango competencial que algunos se empeñan en degradar o subordinar a intereses partidistas. Cuando Andalucía quiere puede.
En todo este horizonte de falta de dignidad de quienes están al frente de las instituciones de autogobierno, la familia nacionalista está haciendo lo que debe hacer. Evaluar tiempos pasados, hacer propósito de enmienda y, en principio, formalizar un frente electoral común que pare el uso y abuso a nuestra identidad e imponga un autogobierno honesto y con la dignidad suficiente como para superar este mero marketing de socialismo mágico donde todo, ilusoriamente, nos quieren hacer creer que reluce. Que se lo pregunten a los índices de calidad escolar, a los indicadores de renta, o a quienes guardan listas de espera todos los días para ejercer su básico derecho a la salud. Andalucía necesita que todos los días sean 4 de diciembre: que la particular forma de ser del andaluz no sea la indolencia que ya denunciara Blas Infante y apostemos por la A de Andalucía antes que por la última letra del abecedario. En ello nos va el futuro. Los nacionalistas andaluces lo tenemos claro.