Con capacidad

a conmemoración hoy del Día Mundial de la Discapacidad rescata la realidad cotidiana, en muchos casos muy adversa, de los 600 millones de personas que sufren algún tipo de minusvalía física, psíquica o sensorial. La jornada debe alentar el compromiso del conjunto de la comunidad internacional para corregir las desigualdades que padece aún este colectivo en las sociedades avanzadas, pero sobre todo para paliar las condiciones extremas en las que vive la mayoría de los discapacitados en los países más pobres. La persistencia de las dificultades para que los afectados se inserten en el mercado laboral ha de obligar a las instituciones, pero también a las empresas, a incentivar unas contrataciones que no sólo resultan imprescindibles para el desarrollo individual. También se trata de una mano de obra necesaria para el progreso de la economía en su conjunto.