El regreso de Don Antonio
Fue como un reencuentro con el tiempo pasado. Con ese tiempo que parecía no haber transcurrido atendiendo a su aspecto, el mismo que 25 años atrás tuviera cuando llegó a Jerez y a su bien ganada Cátedra. Su misma figura era igual que aquella que se dibujaba en la vieja Aula 1 de la Facultad de Monte Alto, o en el Aula Magna de aquel mismo lugar, desenvolviendo con aires patricios las explicaciones del Derecho Romano. Esta vez, y como otras, volvía puntualmente a la ciudad en la que durante 5 años ejerciera su magistral docencia, para pronunciar una conferencia.
Actualizado: GuardarDon Antonio Fernández de Buján y Fernández, discípulo de Don Pablo Fuenteseca, fue el catedrático más joven de España, y como tal se incorporó en el otoño de 1983 a la Cátedra de Derecho Romano de la Facultad de Derecho en Jerez. De formación impecable, tanto como su gesto, su voz y sus ademanes, verlo explicar el Romano era contemplar un espectáculo de oratoria. Quizá por ello, y por su trato amable y exquisito, se ganó bien pronto el favor del alumnado. No le recuerdo nunca con papel alguno que le sirviera de guión, sino tan sólo con el programa de la asignatura. Nunca tuvo fama de duro, porque guardó siempre el equilibrio necesario entre lo que impartía y lo que exigía. Su vocación de formador no se limitaba a las clases, sino que sabía animar a aquellos que se sentían tempranamente atraídos por la asignatura a perseverar en tal vocación. En esto, fue pionero de la figura posterior del alumno-colaborador, en un tiempo en el que aun la Universidad era una cuestión vocacional y no una salida subsidiaria ante la falta de perspectivas en otros terrenos. El tiempo ha ido transformando muchas cosas en la Universidad y entre todas es seguro que habrá muchas que a Don Antonio le disgusten. Percibo que su altura contrasta con la mediocridad general. Y lo más grave: que su magisterio no tenga eco. Don Antonio, como tantos, puede ser el símbolo de algo que se pierde: el amor por la excelencia.