Ana María Matute. / EFE
ANA MARÍA MATUTE PREMIO NACIONAL DE LAS LETRAS

«La verdad es que escribo porque no sé hablar»

Un día después de recibir el Premio Nacional de las Letras, Ana María Matute compareció este viernes en un céntrico hotel barcelonés junto a los responsables de su editorial (Destino) para hablar del galardón y sobre todo de su gran pasión: la literatura. La escritora, que aún se recupera de una fractura de fémur que la ha dejado postrada en su cama durante varios meses, reconoció que «en mi vida me he dedicado a escribir y lo sigo haciendo porque no sé hablar. Lo que me importa es ser feliz escribiendo y, a ser posible, hace felices a los demás».

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La autora de obras que han marcado poderosamente el panorama narrativo español de las últimas décadas como Los Abel, Los hijos muertos, El polizón del Ulises y Olvidado Rey Gudú, todavía tiene problemas para andar y ha perdido algunos kilos, pero no el sentido del humor. A sus 82 años sigue repartiendo sonrisas, amabilidad, cortesía y profunda humanidad. «La literatura ha sido para mí un salvavidas en épocas muy duras de mi vida. Creo que he sido muy valiente. He trabajado mucho. He vivido la vida, simplemente, con sus cosas buenas y sus cosas malas». Así resume Ana María Matute su larga trayectoria como novelista. Ella prefiere definirse como «una contadora de historias», y está convencida de que «aún me queda un trocito de aquella niña que se encerraba en el cuarto oscuro de su casa para escribir».

Vestida de negro, que le hacía destacar sus cabellos plateados y su tierna mirada, la escritora expresó su «enorme alegría» y «satisfacción» por la concesión del Premio Nacional de las Letras. «Un premio siempre es un gran espaldarazo, pero me lo esperaba, no me llegó ningún rumor», dijo.

Ana María Matute, que está a punto de acabar su última novela, Paraíso inhabitado, destacó que «estoy lo suficientemente loca para seguir escribiendo otros libros, tengo varios proyectos en mente y, si Dios me lo permite, los voy a llevar a cabo».

Sobre su última novela negó categóricamente que se trate de un libro autobiográfico. «No hablo de mi infancia, ni de mi familia. Ni es la historia de una niña, aunque la novela empieza con una niña», señaló la autora de Los soldados lloran de noche. De alguna forma, Paraíso inhabitado, es una novela donde «cuento el despertar al mundo y a la vida de una niña», recalcó Matute.

A máquina

Sigue escribiendo con máquina electrónica, porque no le gusta el ordenador, y en el trabajo tiene sus propias manías. «Suelo escribir por las mañanas, pero sólo cuando estoy trabajando en una novela. Como soy un poco anárquica, escribo cuando tengo ganas y punto», precisó.

Pero nunca por las tardes porque, según recalcó la novelista, son «para dedicarlas a los amigos, a tomar una copa, a dormir una siesta o a leer, pero nunca a trabajar. Hasta la palabra tarde me da pereza». Tampoco escribirá sus memorias, porque, a su juicio, «son mías, no son para compartir con nadie. Escribirlas sería como un striptease literario».