Artículos

Patricia

De los hechos ya se habrá enterado usted: una mujer acude a El diario de Patricia, en Antena 3; allí se encuentra con que le han preparado una sorpresa amarga, a saber, que su ex novio comparece para pedirle matrimonio; ella se niega; poco después, esa mujer es asesinada por, presuntamente, el ex novio. Todo el mundo ha recordado el terrible precedente, hace diez años, de Ana Orantes, quemada viva por su ex pareja después de aparecer en un programa de televisión. No es comparable: Ana Orantes fue a la tele (a De tarde en tarde, en Canal Sur) a denunciar las violencias que sufría; El diario de Patricia es otra historia, porque se presentaba bajo el edulcorado argumento de la pareja que se quiere reconciliar. Aún así, en El diario de Patricia deberían recordar de vez en cuando lo que ocurría en Lo que necesitas es amor, programa que, so capa de amor, terminó convertido en plataforma de maltratadores que querían recuperar la pieza.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Como el común de los mortales siente una natural desconfianza hacia los excesos de la tele, y como nuestra tele no ha dejado de cometer excesos desde hace años, cuando pasan estas cosas es fuerte la tentación de echar la culpa del crimen a la caja perversa. En este caso se puede ser indulgente con la presunción de culpabilidad, pero hay que poner las cosas en su sitio: la tele no tiene la culpa de que esa mujer haya sido asesinada a manos del presunto; el hecho de que ambos aparecieran en un programa de televisión no ha sido el desencadenante del crimen; es más lógico pensar que ese sujeto habría intentado el crimen de todas maneras. Ergo, Patricia Gaztañaga no es culpable.

Ahora bien, si la tele no es culpable del crimen, sí es responsable de haber abierto espacio a un sujeto condenado a once meses de prisión por un «delito de maltrato de obra sin lesión». La pregunta es la siguiente: ¿Es que los programas de conflicto de la tele no se informan antes sobre quiénes son sus invitados? Y si se informan, ¿dónde lo hacen? O sea que la tele no es culpable; es irresponsable, y eso ya es grave de por sí.