Un agente vigila el lugar donde un policía fue herido con un disparo de escopeta en Londonderry. / AP
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El IRA Auténtico se rearma y atenta en diez días contra dos policías de Ulster

Los agentes resultaron heridos al ser tiroteados por un comando terrorista

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Desde que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) declaró, en agosto de 1994, el primer alto el fuego, que impulsó el exitoso proceso de paz, 186 personas han sido asesinadas por diferentes grupos terroristas, nacionalistas y lealistas. La organización ETA ha asesinado a 87 personas en el mismo período en España. La paz en Irlanda del Norte se mide por la comparación con su pasado. Más de 3.500 personas perdieron la vida en los 25 años que precedieron al final de la lucha armada. De un promedio de 140 muertos cada año se ha pasado a 15,5.

La culminación del proceso de paz llegó con el acuerdo entre Ian Paisley y Gerry Adams, hace algo más de cien días, para compartir Gobierno. Coincidiendo con el aniversario, han reaparecido los ataques a la Policía. Hace diez días, un católico de Londonderry que había ingresado recientemente en el nuevo Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) salvó su vida porque la pistola de uno de sus asaltantes se encasquilló. Fue herido con un disparo de escopeta, tras dejar a su hijo en la escuela, en un vecindario nacionalista.

El miércoles, el IRA Auténtico reivindicó el atentado. Ese mismo día, un policía que había detenido su automóvil ante un semáforo, en Dungannon, fue herido con disparos de arma corta y logró conducir su coche hasta la comisaría más próxima. El grupo nació en el año 1997. Dos dirigentes descontentos con la deriva del IRA de Gerry Adams hacia la firma del histórico Acuerdo de Viernes Santo se escindieron con algunos seguidores. Tras cometer la atrocidad de Omagh -29 muertos, entre ellos dos españoles- anunciaron un alto el fuego.

«Afortunado esta vez»

Las fuerzas de seguridad han sido capaces hasta ahora de neutralizarlo. Los dirigentes que lo fundaron invitaron a sus seguidores a abandonarlo, porque, según ellos, estaba en manos de delincuentes. Ahora se ha formado alguna célula genuina en Londonderry, que reproduce el siniestro lenguaje del viejo IRA. En su comunicado, el grupo dijo que el agente había sido «afortunado esta vez» y advirtió a los nacionalistas, cuya liberación proclama, que, si colaboran con la nueva Policía, como Adams pide, serán tratados como «chivatos».

El IRA Auténtico puede matar, pero no podrá sostener una campaña prolongada de violencia. Son pocos y son rechazados por la comunidad en la que viven, la que sostuvo al IRA de Adams.

El pasado domingo, la Asociación de Defensa de Ulster (UDA) anunció que había dado órdenes para que su rama militar, Luchadores por la Libertad de Ulster (UFF), depusiera sus armas en la medianoche. La puesta en escena era tan grotesca como el comunicado.

Con una megafonía pésima, Jackie McDonald trastabilló repetidamente en la lectura de sus solemnes folios. Pero la UFF no es la rama militar de la UDA; es una mera sigla. Son la misma cosa. Un grupo de pistoleros -llegaron a tener miles de miembros en los años setenta- que fueron alentados retóricamente por Ian Paisley y logísticamente por los servicios británicos aplicando manuales antiguerrilla contra el IRA. En los primeros 18 meses de existencia, la UDA mató a doscientos católicos. Al final de su historia, a cuatrocientos.

Pero su historia no culmina en la farsa del pasado domingo. Los más políticos dejan las armas, pero McDonald dijo que no las entregarán, «porque son del pueblo». Un chico de ese pueblo que dicen defender, Dean Clark, de 16 años, se suicidó hace unos días, tras ser hospitalizado con una sobredosis. Un jefe local de la UDA le vendió ketamina, que suelen usar los veterinarios como tranquilizante de caballos.

Eso es la UDA de hoy. Una mafia dedicada a la venta de drogas, a la explotación de mujeres en la prostitución, al contrabando y a todo tipo de delitos.

'Hermanos de la risa'

Una ministra nacionalista en el Ejecutivo de Belfast se ha negado a subvencionar una asociación que se presenta como facilitadora de la reinserción social de miembros de la UDA. Su argumento es que el grupo paramilitar protestante tiene que entregar sus armas, que matones que no han trabajado en su vida ni tienen cualificación profesional alguna vayan a renunciar a la vida próspera de la mafia para abrazar la ética de la jornada laboral es dudoso. Pero un ministro unionista se quejó por el rechazo de la subvención.