VUELTA DE HOJA

El liberador

Naturalmente que hay que agradecerle su celérica gestión al presidente Sarkozy. Gracias a él han recobrado el vuelo las azafatas españolas enjauladas en Chad y, también gracias a él, no pocos españoles han encontrado motivos nuevos para zaherir a Zapatero. Tengo dicho que las comparaciones sólo son odiosas para una de las partes comparadas, ya que la otra sale ganando. Mientras le llueven alabanzas al presidente francés por su contrastada diligencia, le caen chuzos de punta al presidente español por su supuesta pasividad. Se cuenta de don Miguel de Unamuno que cuando oía hablar desmesuradamente bien de alguien preguntaba siempre: ¿contra quién va ese elogio?

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Todos sabemos que algunas formas de solidaridad sólo encubren publicidad. La bondad puede ser rentable. Condoleezza Rice anuncia que Estados Unidos revisará su plan de ayuda a Islamabad y asegura que Washington ha aportado ya 11.000 millones de dólares para la lucha antiterrorista. También hay países que se prestan a echarle una mano a los que se están ahogando en Tabasco. ¿Pobre Méjico! Que no se sabe si ahora está más lejos de Dios que en otras épocas, pero sigue a la misma distancia de los Estados Unidos. Cuando ocurrió la catástrofe de Nueva Orleáns, hace un par de años, Estados Unidos recibió apoyo logístico y material de Méjico, pero la pena es que para ser solidarios tenga que haber previamente desgraciados.

Estos caritativos oportunismos políticos, altamente rentables, tienen la ventaja de no exigir la alta virtud del desprendimiento, ya que sólo precisan de la no menos estimable virtud política de la puntualidad. Eso no impide nuestra gratitud al señor Sarkozy, que se ha apuntado un tanto, mientras permitía que otros apuntaran a su colega español. Así que, «gracias, señor presidente».