Amarillo
Actualizado: Guardare fue como pichichi, y regresa como pichichi Abraham Paz. Como está clarísimo que lo de ser delantero centro en el Cádiz es algo digno de estudio, pues no triunfa ninguno desde Paco Baena, tuvo que volver él para marcar dos goles en un partido. No sé si se ha cambiado mucho en el juego, creo que no, pero es sólo verlo sacando la pelota desde atrás y ya reconozco a mi Cádiz. Puede ser obsesión mía pero además el domingo en Carranza, volvió a reinar el color amarillo, un tanto apagado semanas atrás. El amarillo del tinte de pelo de Abraham trajo suerte, no sé las razones del cambio de look, si es una promesa debe de ser algo muy fuerte, pero de momento funciona. Si el domingo que viene vuelve a traernos suerte me pensaría mucho el imitarle, aunque yo tendría que usar un rotulador carioca para conseguir el efecto. El amarillo volvió a llenar toda la tribuna, incluso los porteros colgaron los trajes que usaron para la comunión de los niños, y se volvieron a poner los petos amarillos, tirando a verde, pero amarillos. Se pudo ver a personas que llevan el amarillo por bandera, Oli, Velázquez, que vinieron a apoyar, volví a sentir que iba a un partido de fútbol. Volvió el amarillo anaranjado, tirando a rojo, de las caras de los cadistas que señalaban el sofocón que se había pasado, pero con final feliz. Ese color junto con el resoplar del descanso es típico, no recuerdo haber ganado nunca sin sufrir, eso viene con el carnet de socio, pero peor es el color pálido de impotencia, aburrimiento y apatía, que estábamos cogiendo. Y vuelve el color amarillo en el balón. Con ese balón es con el que hemos conseguido nuestras mayores gestas. Ustedes pensarán que estoy como una cabra, lo entiendo, incluso lo comparto, pero a algo hay que agarrarse para pensar que esto ha empezado a cambiar, que esto por fin está cogiendo otro color, el amarillo.