«Lo mio con el amor va lento como El Escorial»
La ex del torero Cayetano Rivera dice que «una nueva relación llegará cuando esté preparada para ello»
Actualizado: GuardarImposible de clasificar, Blanca Romero hace tiempo que rompió los esquemas de los que intentaban adosarle una etiqueta. De muy joven, y con un brillante futuro como modelo, decidió tener un hijo sola. Más tarde, se casó con Cayetano Rivera, pero acabó escapando al pavoroso destino de convertirse en mujer de torero. Luego se transmutó en cantante alternativa, entre el flamenco y el punk. Se autobautizó La Perra; y cuando ya parecía que acabaría viviendo en una comuna de okupas se reinventó de nuevo a sí misma, volvió a retomar el Norte y se refugió en el campo, con su hija. Romero, asturiana de sangre andaluza y taurina, lleva unos meses luciendo un renovado look mucho más modosito, elegante y parisino que aquél que le llevó a raparse su imponente melena y teñirse el cuero cabelludo de leopardo. Esta semana, no obstante, ha desfilado en la pasarela L'Oréal, dispuesta, como modelo que es, a que inventaran con ella.
-¿Se deja hacer con su imagen?
-Es mi trabajo. Y me parece bien. Yo me arriesgo, no me da miedo ninguno.
-¿Es así de valiente para todo?
-Bueno, en realidad las cosas me las pienso mucho.
-Por ejemplo...
-Mi casa, mi disco... Lo de mi casa ha sido la obra de El Escorial, pero ha quedado maravillosa; un palacete precioso. Allí vivo en paz y gloria, con mi niña.
-Un palacete, dice. ¿Y no se le hace un poco grande?
-No, porque siempre llevo conmigo mucha gente: amigos, familia... Mi hija y yo vivimos rodeadas de gente.
-Pero hoy está en Madrid.
-Por trabajo vengo muchísimo, pero lo que es vivir-vivir eso lo hago en Asturias.
-Modelo, cantante, ahora también actriz... ¿Le queda tiempo libre?
-La verdad es que no paro. Hace poco actué en la sala madrileña Clamores, fue un concierto muy bonito. Acabo de colaborar con Sony para el nuevo sencillo de Sidonie; hice un dúo con ellos. Y mañana grabo otra colaboración con Radio Tarifa, un pasodoble.
-¿No iba a sacar un disco?
-No sé si lo sacaré todavía, porque es que yo... soy un poco pesada. Tardé cinco años en hacer mi casa y el disco creo que va a ser otra obra de El Escorial. No sé, soy un poco a mi manera.
-¿Para el amor también?
-Eso, al ritmo lento que va, será otro Escorial. Pero es algo que ya no depende sólo de mí, sino también de otra persona. Es cosa de dos. De todas formas, todavía no siento que tengo mucho tiempo para dedicarle al amor. Estoy bastante ocupada, centrada en mi hija, mi trabajo, mi casa, mis cosas... Yo sé que el amor, una relación sentimental de verdad, llegará cuando esté preparada.
-Tuvo una época muy radical, al menos de imagen. ¿Fue por algún motivo?
-Quizá mi aspecto fuera más radical, pero no he pasado una época loca exactamente. Los pensamientos que van dentro y no tienen imagen ni color de pelo siguen siendo los mismos. Y yo soy bastante tradicional. Si no, no me habría casado, ni habría tenido una hija.
-¿Qué le ilusiona de su trabajo?
-Todo. Como modelo, seguir en el mercado para mí es un orgullo. Como cantante, me hacen mucha ilusión las colaboraciones artísticas; dejo un pellizco de mí en cada una. Y como actriz, trabajo en la serie Empezar de cero, de Antena 3, y estoy encantada. Irene es genial, positiva, liberal, muy sensata en el fondo y con un corazón muy grande... Una tía callejera, que adora la noche.
-¿Y usted?
-Sí, me gusta la noche, cuando la ciudad está oscura, tranquila, y puedes pasear. Hay mucha inspiración en la noche.
-Creo que su hija, Lucía, apunta maneras...
-Mi hija ya tiene ocho años. Hablamos de todo y nos llevamos fenomenal. Es muy buena niña, con muy buenos sentimientos. Eso es lo más importante. Y sí, además es muy artista, muy delicada. Tiene muchísima elegancia en lo que hace.