Sociedad

El Vaticano quiere nombrar a Blázquez arzobispo en reconocimiento a su labor

Sería 'ad personam', no vinculado a una diócesis, para evitar trasladarlo Este gesto de apoyo le reforzaría para una reelección al frente de la CEE

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El Vaticano ultima el nombramiento del obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, como arzobispo ad personam, según confirmaron ayer fuentes vaticanas; un título honorífico en reconocimiento a la labor que ha desempeñado en la diócesis vizcaína y sobre todo como presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Es decir, si el expediente finalmente llega a buen puerto, sería elevado de rango de forma personal, pues Bilbao no tiene la categoría de archidiócesis, grado que corresponde a ciudades emblemáticas o de fuerte tradición en la Iglesia.

El trámite está muy avanzado, aunque el anuncio puede demorarse uno o dos meses y, tratándose de la Santa Sede, la cautela es obligada hasta que no se haga oficial. En esa línea, en el obispado de Bilbao reaccionaron ayer con escepticismo a la noticia. «Oficialmente no sabemos nada», replicaron fuentes cercanas a Blázquez, que calificaron la hipótesis del nombramiento de «cábalas» periodísticas. En realidad, es cierto que el expediente se mueve en Roma sin que al interesado se le comunique, oficialmente, hasta el último momento.

Dentro de la larga cadena de nombramientos pendientes en España, para hoy mismo se espera el del obispo de Segovia, que será según todas las quinielas el auxiliar de Toledo, Ángel Rubio. También se avecina el anuncio de un nuevo obispo auxiliar de Bilbao, en sustitución de Carmelo Echenagusía, que ya ha alcanzado la edad de retiro.

Poco habitual

La fórmula ad personam utilizada con Blázquez es poco habitual, pero tampoco rara. En todo el mundo se aplica de vez en cuando y, en España, la última ocasión fue en 2001 con el obispo de Seo de Urgell, Joan Martí Alanis. Otro caso conocido fue en 1952 el de Gregorio Modrego Casaus, obispo de Barcelona, que entonces no era archidiócesis. La Santa Sede ha optado por esta vía debido a que deseaba tener un gesto de apoyo a Blázquez, nombrarle arzobispo, y no quedaban muchas más vías para hacerlo, pues no había plazas vacantes de ese rango.

La última jugada prevista -porque se han barajado mil combinaciones- era trasladar al obispo de Oviedo a Valencia, pues su titular ya se jubilaba, y mover a Blázquez a Oviedo. Sin embargo, el reciente nombramiento como cardenal de Agustín García Gasco, arzobispo de Valencia, ha dado al traste con esta maniobra pues, según se estila, ahora seguirá en el cargo un año y medio o dos. Buscarle un sitio a Blázquez ya era un problema, pero él creaba otro mayor marchándose de Bilbao, porque no es fácil encontrar alguien idóneo para esta diócesis, considerada problemática. El propio Blázquez, abulense, despertó muchos recelos cuando llegó. Como la única razón de peso para cambiarlo era llevarle al ascenso, la solución mágica ha sido llevar el ascenso a él.

En cuanto a por qué el Vaticano quería hacer ese gesto, debe mirarse el calendario: en marzo serán las nuevas elecciones de la cúpula de la Conferencia Episcopal y de este modo le da el visto bueno para una posible reelección. Todos los anteriores presidentes de la jerarquía eclesiástica española han repetido mandato al menos una vez y Blázquez, que en 2005 ganó por sorpresa y porque a Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, le faltó un solo voto para ser reelegido.