CRÍTICA DE TV

Tudor

Canal Plus va a emitir en diciembre Los Tudor, una serie inspirada en la vida de Enrique VIII de Inglaterra (aquel gordo barbudo que decapitaba a sus mujeres) y que ha producido Showtime, una empresa de la CBS. O sea que es un producto anglosajón, de tema inglés y hechuras americanas. Esta misma semana nos contaban que también TVE ha adquirido la serie para emitirla a lo largo de 2008. El producto -el Plus ha tenido la gentileza de mandárselo a la crítica- es excelente: reparto sobresaliente, puesta en escena que quita el hipo, efectos digitales soberbios (por ejemplo, en la recreación de paisajes urbanos), guión muy bien construido... Para quitarse el sombrero.

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La narración, tal y como hoy es norma, abunda en escenas de acción y sexo, sacrificando el relato histórico en aras del espectáculo. Hay algunas cuestiones de ambientación muy problemáticas: el ritual cortesano, las maneras en los banquetes, las relaciones personales entre los magnates, los juegos (una especie de tenis primordial con la puntuación del tenis moderno), los torneos caballerescos (presentados con un rito demasiado medieval para el siglo XVI), los franceses vestidos todos de azul como si fueran la selección de fútbol... También son discutibles los retratos de grandes personajes de la época, como Catalina de Aragón (la primera esposa de Enrique VIII) o sir Tomás Moro, aunque a los guionistas hay que reconocerles que se han tomado su tiempo a la hora de dibujar los caracteres.

Algo que inevitablemente molesta es que las cadenas españolas adquieran productos extranjeros de corte histórico mientras se muestran incapaces de fabricar absolutamente nada sobre la historia propia; lo que duele, evidentemente, no es que compren buenas cosas por ahí, sino que no sean capaces de contar la historia de aquí. La agitada vida de los Tudor es un aburrido culebrón si la comparamos con la de los Trastámara, la dinastía que dominó España entre el fin del medioevo y el Renacimiento, que reinó a la vez en Castilla y en Aragón y de la que nacieron los Reyes Católicos.

Pero la industria española no se gasta los cuartos en eso, sino en La familia mata y en Torrente. Y cuando alguien hace pinitos como los de Antena 3 con Los Borgia, parecen estrellas fugaces que desaparecen a toda velocidad. Dicen que eso se debe a las limitaciones del mercado en español; total, es un idioma que sólo hablan 500 millones de personas en el mundo, ¿verdad? Y por otro lado, ¿por qué nosotros tenemos limitaciones para exportar y, por el contrario, no tenemos ninguna para importar? En fin, contentémonos con ver Los Tudor cuando se estrene, ya sea en el Plus y pagando diezmo, ya en TVE 1 si finalmente la emiten el año que viene.