La esperanza de vida de los españoles al nacer supera por primera vez los 80 años
Este indicativo ha aumentado más de dos años en la última década, según las cifras recogidas por el INE
Actualizado: GuardarLos ochenta son nuestros. Por primera vez en la historia de este país, la expectativa de vida de sus habitantes supera esta cota venerable, sólo al alcance de sociedades que conjugan prosperidad y un modelo vital saludable. Este nuevo hito de longevidad, 80,23 años, se ha alcanzado en la última década, con más de dos años de ganancia entre 1995 y 2005, según las cifras del Movimiento Natural de Población correspondientes a 2005. El Instituto Nacional de Estadística (INE) recuerda que los españoles de 1901 tenían una perspectiva de vida de 34,7 años, y de 62,10 años los nacidos medio siglo después.
Hoy, para ser exactos, las que superan con creces los 80 años de esperanza de vida son las española -83,48-, mientras que los varones se benefician de la media aritmética que engordan ellas. La longevidad masculina está aún en los 76,96 años, casi seis años y medio por debajo. Un dato curioso se desprende del estudio: son las comunidades cantábricas las que mayor diferencia reflejan a este respecto entre mujeres y hombres. Asturias, Cantabria y el País Vasco son las únicas autonomías en las que ellas viven, por término medio, siete años y pico más que ellos.
Según el INE, es en las franjas de edad más avanzada donde la población española ha dado el mayor estirón, por lo que su efecto sobre la esperanza de vida al nacimiento no es tan elevado. Desde 1981, la expectativa de vida de mujeres y hombres de más de 65 años ha crecido en 3,2 y 2,4 años, respectivamente. En la actualidad son ya casi dos millones los octogenarios españoles, el grupo de edad que más ha crecido en los últimos quince años: un 66%, frente al 13% de aumento general de la población.
Navarros, a la cabeza
Por territorios, los que más viven son los navarros, con 81,51 años de media. Les siguen de cerca los madrileños (81,39), castellano-leoneses (81,28), y riojanos (81,18 años). En el extremo contrario, Ceuta (78,62 años) y Andalucía (78,83) parecen desmentir el tópico sobre las bondades del sur, al igual que Canarias (79,16) y Melilla (79,32), tercero y cuarto por el final.
«Estas diferencias tienen que ver con las desigualdades sociales, económicas, de conocimiento, culturales...», explica la experta en Sociología del Envejecimiento María Teresa Bazo. «Pasa también en una misma población: por lo general mueren antes los que peor nivel de vida llevan».
La esperanza de vida al nacimiento de los ciudadanos vascos ha mejorado en 0,8 años entre 2001 y 2005, situándose al final de dicho periodo en los 80,75 años. Esto sitúa a la comunidad autónoma en el séptimo puesto del ránking, medio año por encima de la media nacional.
Las mujeres de Cantabria son las más longevas, con 84,64 años de expectativa de vida al nacer, y las ceutíes las menos afortunadas, con 81,61 años. Entre la población masculina, a los navarros les espera una vida estimada de 78,46 años, mientras andaluces y ceutíes se quedan en los 75,6 años.
Europeos
Las estadísticas europeas confirman la progresión en expectativa de vida de los españoles. Según las tablas de Eurostat, la mujer española descuella entre sus congéneres europeas, sólo superada por las francesas (83,82 años), aunque los datos del país galo corresponden a 2004 y dificultan la comparación real. En el otro extremo, las que menos viven son las rumanas: sólo 75,70 años. Entre los varones, los países bálticos salen mal parados; la expectativa de vida de los hombres letones y lituanos no pasa de 65,3 años. Los más longevos son los suecos (78,49 años), seguidos de irlandeses y malteses, con 77,2 años. Los españoles aparecen en sexta posición, por detrás también de italianos y británicos.
La mayor esperanza de vida de los españoles se conjuga con una caída en los niveles de natalidad para dibujar una sociedad cada vez más envejecida: para 2050, señalan algunos estadistas, seremos el país más viejo del mundo. «No tiene por qué ser malo tener muchos viejos -aduce María Teresa Bazo-. Podrá suceder, ya está pasando, que haya un sector de gente mayor que funcione como un lobby influyente y que genere mucha demanda de servicios, con gran poder adquisitivo para hacer gasto. Lo que sí parece es que se va a dar una mayor polarización entre los mayores, con unos dependientes sólo de las pensiones del Estado, que podrían llegar a ser muy bajas, y otra parte que se habría dedicado a ahorrar y viviría muy bien».