Jugar con el petróleo
La OPEP constituye un cártel que trata de controlar la obtención de petróleo y, para que los consumidores los acepten, hace públicas unas cuotas pactadas entre sus miembros. La Organización lleva meses incrementando la producción de crudo en una cantidad tal que absorba, exactamente, todo el petróleo bombeado por encima de las citadas cuotas consensuadas para cumplir con la demanda insatisfecha de los países ricos de la OCDE. Así que la OPEP ha estado engañando a un mercado que no quiere más que ser engañado. En realidad, el mercado busca justificaciones para desembarazarse de los especuladores. Por un lado la OPEP dice que está incrementando el bombeo, pero, en realidad, la producción real de crudo siempre ha quedado inalterada. Para sus integrantes, la escalada de precios del crudo no es un problema de oferta, sino de los movimientos especulativos relacionados estructuralmente por ese mercado a través de los llamados «mercados de futuros» -los de materias primas centralizados en Chicago-. Los cuales pueden llegar a modificar, en un momento dado y según se haya negociado, la carga de un petrolero cuando está todavía en medio del océano. Además, ¿para qué preocuparse del precio si los responsables del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal no dejan de minimizar sus efectos sobre la recuperación económica?
Actualizado: GuardarLa inflación, por su parte, no sube lo que debería subir para un precio del crudo permanentemente por encima de los 60 dólares. Tampoco la población parece sentir inquietud, ni los fabricantes, para los cuales el Índice de Precios Industriales (IPRI) no manifiesta tensiones, con lo cual se evitan el «problema» de tener que subir los precios cuando precisamente esta bajando el consumo. La conclusión es que la culpa del incremento del precio del crudo a más de 80 dólares la tendría la política del Gobierno Bush -EE UU es productor pero, sobre todo, importador- de fomentar el dólar barato
La OPEP pretende compensar el perjuicio ocasionado por el dólar «débil» en los ingresos, en moneda local, de los presupuestos públicos de los países miembros. Cuanto más monodependientes sean esos ingresos públicos de los de la venta de crudo, más fuerte es la tentación de reducir la oferta para subir los precios. Es un «problema» general que afecta desde Nigeria hasta Kuwait o Venezuela. Pero sobre todo, afecta a Arabia Saudí y, también, a las cuentas públicas de otros países no-miembros, como Noruega y Rusia, que tienen crudo con un elevado coste de producción. La OPEP querría conseguir que la oferta y fuese siempre por detrás de la demanda, que el precio no incentivase la búsqueda de nuevos yacimientos ni la puesta en valor de las energías alternativas, y, mucho menos, que los consumidores creyesen en la amenaza de un estancamiento económico con inflación. Además, la industria del refinado se ha venido concentrando -es decir, reduciendo la competencia-, que siempre produce bajadas en los precios. Por último, los gobiernos han implantado medidas medio ambientales de reducción de las emisiones de CO2 para la industria automovilística y han incentivado la fabricación de etanol a partir de las cosechas de cereales.
Nadie sabe hasta cuándo va a subir el precio del crudo. Es un secreto de estado, del Estado de Venezuela -segundo exportador de Estados Unidos- y de Arabia Saudí, que son los primeros países en reservas auditadas. Conocer el estado de reservas de crudo vale muchísimo dinero, y ese conocimiento sólo está al alcance de consultoras que venden sus trabajos. La realización de nuevas prospecciones, cada vez más alejadas de litoral, ha elevado los costes de producción de crudo hasta unos límites insoportables para su comercialización. Todo ello, hace que el futuro del precio del crudo sea una incógnita, dentro de un misterio, y enterrado en un enigma.
Ahora, la OPEP puede optar por averiguar si incrementando la producción los ingresos adicionales, a precios más bajos, podrían compensar la pérdida por la devaluación del dólar. Es lo único que las circunstancias «geopolíticas» permiten hacer. A cambio, la OPEP logra aumentar la cohesión interna de sus miembros, lo que podría reducir la incertidumbre sobre el precio futuro, facilitaría el proceso hacia una subida de tipos de interés y haría que los costes empresariales fuesen más predecibles.