La Rosaleda vivió un desafío sin arte ni parte
El cordobés estuvo muy activo en los primeros minutos, mientras que Peragón no tuvo tiempo para mostrar su juego
Actualizado: GuardarDuelo extraño el protagonizado ayer por Jorge Luque y Roberto Peragón. El cordobés del Deportivo llegaba al choque ante los malacitanos con la necesidad de abrirse un hueco en el once titular de Miguel Ángel Rondán, mientras que Roberto Peragón apenas estuvo sobre el césped de La Rosaleda. El bajito y habilidoso hombre de Juan Ramón Muñiz no tocó balón en la escasa media hora que estuvo y su equipo no supo amedrentar una meta muy bien custodiada por Chema.
En el otro extremo del campo blanquiazul, Jorge Luque realizaba uno de sus mejores inicios hasta la fecha. Sus movimientos en busca de los huecos que dejaban la defensa y el medio centro, formado por Antonio Hidalgo y Carpintero, estaban siendo recompensados. El quince azulino estaba a gusto y gracias a su gran golpeo llegaron ocasiones muy claras para los xerecistas. De hecho, el ex jugador del Alicante protagonizó un gran disparo desde la banda a más de treinta metros de distancia que se perdió muy cerca de la escuadra de Goitia.
Aún así, las buenas sensaciones azulinas dejaron paso al gol del Málaga. Desde ese momento hasta el pitido final de la primera parte, los hombres de Miguel Ángel Rondán no supieron encajar el jarro de agua fría y desaparecieron. También Jorge Luque, que cada vez era más intermitente en su juego y sólo era capaz de crear peligro gracias a su buen golpeo a balón parado.
Por su parte, Roberto Peragón no tuvo ni arte ni parte en la contienda. El ex del Rayo Vallecano intentó buscar la espalda de David de Coz, pero un choque con Héctor Verdés terminó por apagar el poco fútbol que mostró ayer el madrileño. Y es que el media punta procedente del Elche sólo duro 26 minutos en el campo, dejando su puesto a un Sandro que sí intervino algo más.
Tampoco tendría mucho más tiempo Jorge Luque, ya que el jugador xerecista no tocó prácticamente ningún balón en el cuarto de hora que estuvo tras la reanudación. En definitiva, un duelo que no dejó ninguna sensación provechosa para nadie.