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Unas primarias deciden hoy el líder del nuevo gran partido de la izquierda italiana
El actual alcalde de Roma, Walter Veltroni, se perfila como el favorito a dirigir el Partido Demócrata y tomar el relevo de Prodi
Actualizado: GuardarEl que era el mayor partido comunista de Occidente, el PC italiano, llamado ahora DS (Demócratas de Izquierda) y que es la primera fuerza del Gobierno de Romano Prodi, concluye hoy su laboriosa transformación de los últimos dieciséis años, perdiendo piezas por el camino, con un último y arriesgado giro: la creación del Partido Demócrata (PD). Nacido de la fusión con los democristianos liberales de La Margherita, segunda formación del Ejecutivo, aspira a reordenar el caótico mapa político italiano hacia el bipolarismo y, por la parte que le toca, crear por fin un gran bloque autosuficiente en el centroizquierda, libre de alianzas esclavas. El objetivo es aglutinar un 37% de los votos. Pero, sobre todo, pretende resucitar la ilusión de un electorado apático y muy entristecido con un proyecto nuevo que, juran y perjuran, esta vez cambiará de verdad las cosas en Italia.
Para creérselo hace falta un rostro fresco, un nuevo líder, y un arranque entusiasmante. Eso es lo que se ensaya hoy. Se celebran en toda Italia unas primarias, abiertas a cualquier ciudadano dispuesto a pagar un euro para demostrar su compromiso, para elegir en listas paritarias de hombres y mujeres -una novedad revolucionaria- al secretario general del PD, su asamblea nacional constituyente y las regionales. Luego se fundará el partido, según la fórmula posmoderna establecida por Berlusconi en 1994 de empezar por el jefe para luego ir bajando.
Novedad
En este proceso patrocinado por el propio Prodi, el nuevo hombre de la izquierda es el actual alcalde de Roma, Walter Veltroni, bastante popular, carismático pero pacífico, y que por no haberse expuesto demasiado -sólo fue ministro de Cultura con Prodi en 1996- aún mantiene cierta aura de virginidad política, con mensajes idealistas y prácticos. Nuevo, lo que se dice nuevo, no es, pero tiene 52 años, un chaval para Italia. Veltroni lleva en esto desde las juventudes comunistas y tiene una foto de líder estudiantil con Pasolini, que siempre queda muy bonita.
Veltroni debería ganar de calle a otros cuatro candidatos colocados para rellenar. Son Rosy Bindi, ministra de la Familia y católica militante, conocida por su voto de castidad; Enrico Letta, uno de los políticos más jóvenes, democristiano y secretario de la presidencia del Gobierno; y dos nombres menores que cuesta memorizar, el periodista Mario Adinolfi, que tiene un blog; y el economista Pier Giorgio Gawronski. Como se ve, tanto los pesos pesados del DS como otros aspirantes cualificados del partido se han apartado cuidadosamente, no sin sacrificio, para no hacer sombra. Es un proceso tan delicado, que ha generado tantos miedos y traumas en la izquierda, que está muy controlado. Tiene que salir Veltroni.
La incógnita de hoy, por eso, no es si gana Veltroni, sino verificar que arrasa y, casi más importante, obtener una masiva participación. El referente son las primarias de hace dos años que eligieron a Romano Prodi como el candidato del centroizquierda para las generales: en una sorprendente respuesta popular, votaron unos cuatro millones de personas y el actual primer ministro se impuso con un respaldo del 74%. Es verdad que el contexto era más sugestivo, pues aguardaban unos comicios y había que ganar a Berlusconi, pero son las cifras que todos tienen en mente. Veltroni debería arrastrar, al menos, a dos millones de personas.
La participación condicionará en parte lo que venga después en un camino incierto y un tanto raro. Raro porque al emerger Veltroni como nuevo líder oficial del centroizquierda el papel de Prodi como primer ministro queda, cuando menos, como el del delantero que sabe que va a ser sustituido en cuestión de minutos.
Veltroni opina desde hace meses de lo divino y lo humano, y a menudo no coincide con lo que hace el Ejecutivo. Todos dicen que no pasa nada: Prodi gobernará tranquilamente y Veltroni dirigirá su nuevo partido, pero algo pesará su palabra porque el PD (DS y Margherita) suma 15 de los 23 ministros. Además, no se sabe cuánto durará esta situación, porque el Gobierno puede caer cualquier día. En teoría debe durar hasta 2011, pero es que, por otro lado, Veltroni ha dicho que, entretanto, compatibilizará su cargo con el de alcalde de Roma, esa ciudad tan armónica y ordenada. Como para volverse loco. Pero si lo consigue, desde luego presenta sus credenciales para guiar Italia.