FIRME. Del Río se muestra muy crítico con Educación para la Ciudadanía. / TAMARA SÁNCHEZ
JUAN DEL RÍO MARTÍN OBISPO DE LA DIÓCESIS DE ASIDONIA-JEREZ

«Educación para la Ciudadanía es una asignatura que nace muerta»

El prelado cree que «el Estado invade esferas familiares y de conciencia»

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Llegó a la Diócesis de Asidonia-Jerez hace siete años, y cada vez suenan más fuertes los comentarios en torno a su marcha hacia otro destino. El obispo de Jerez, Juan del Río, recibió a LA VOZ el pasado jueves en la Casa de la Iglesia para abordar distintos asuntos de interés e, incluso, por aquello de los rumores sobre su traslado, dejarnos su testamento vital como prelado: «Volvería a repetir la experiencia, he aprendido a ser obispo en Jerez y ése es el mejor regalo».

-¿Cómo se ve la Diócesis desde el sillón del Obispado a día de hoy?

-Ésta es una Iglesia joven en su creación, pero viva en sus raíces, es una Iglesia local muy estructurada en la vida pastoral, con una presencia de movimientos y asociaciones muy importante así como también en la zona, sobre todo del Marco de Jerez, una presencia importante de religiosos y religiosas que desde la enseñanza y desde el campo de atención a los más pobres, pues dan vida a toda esta comunidad diocesana.

-Acaba de regresar usted de Roma, donde el Papa se ha referido a la llegada del Seminario Diocesano a Jerez.

-Si, ciertamente yo quería comenzar este nueva etapa, después de los 22 años que el Seminario ha estado en Sevilla, quería comenzarla bajo la sombra del sucesor de Pedro. Así se lo expresé en la pequeña entrevista que tuve con Benedicto XVI y le dije que comenzábamos el Seminario en la sede de la Diócesis y cuál no sería mi sorpresa cuando él me contestó con esta expresión: «Es lo mejor y los más esperanzador». Los seminaristas tuvieron un gesto precioso cuando el Papa nombró al Seminario de Jerez y ellos cantaron una estrofa del himno de San Juan de Ávila, que es el patrón del clero secular. Y toda la plaza de San Pedro se hizo un gran silencio. Realmente, ha sido una peregrinación muy emotiva, muy de fe y yo doy gracias a Dios por estos días que hemos estado en Roma.

-El Seminario, el amplio programa cultural, los incunables que se guardan en la Casa del Obispo, la recuperación de la Cartuja... ¿Se valora realmente en Jerez el trabajo de la Iglesia?

-Bueno, estamos en tiempo de mucha animadversión hacia lo católico. No así en la sociedad de Jerez, pero el humus cultural también impregna y hay una doble vara de medir. A la Iglesia se le mide de manera muy inquisitorial, mientras que después a otras confesiones se les dan muchas facilidades. Pero lo importante es que nosotros busquemos la gloria de Dios. Ahí está La Cartuja, con vida, se está recuperando ese patrimonio y sobre todo el gran patrimonio que representan las Hermanas de Belén, que ya son una referencia espiritual y cultural en España. Recientemente, hablaba con Francisco Pinto, que junto con Rafael González son los arquitectos actuales de la Cartuja, y me hablaba de la gran sensibilidad que tienen las religiosas en el mantenimiento de este edificio que es la gran joya de Jerez. La hemos salvado y tiene vida en abundancia porque son 22 religiosas y no hay más porque la mitad de la Cartuja está caída como sabes y hay que restaurar parte del claustro, y para eso se necesitan fondos muy importantes, fondos que hay que buscarlos en entidades privadas porque la pública desde 2002 no invierte nada en la Cartuja. Después está la recuperación del patrimonio de la nueva Casa de la Iglesia, desde el punto de vista archivístico, de biblioteca y arquitectónico. Esto es una contribución también a la cultura de Jerez, es una contribución grande que hace la Iglesia Católica a esta sociedad. Y ahí está el hogar de día para transeúntes llevado por Cáritas en este 25 aniversario que está celebrando.

-¿Echa en falta más apoyo por parte de las administraciones?

-Todo apoyo que venga no viene mal. Yo llamo a todas las puertas. Unas puertas se abren, otras prometen mucho y luego no dan nada, pero lo mio es insistir a tiempo y a destiempo. Hay que reconocer que la Junta de Andalucía ha hecho una apuesta importante por la parroquia de Santiago, que yo creo que es de agradecer, y esperemos que ya esta semana comience también la obra de San Dionisio, que es también una apuesta firme del Ayuntamiento. Yo comprendo que los tiempos de la Iglesia y los de la administración pública son distintos, y que, además, Jerez tiene mucho patrimonio y llegar a todos los sitios nos es muy difícil a la Iglesia y también a la administración.

-¿Tiene usted alguna fecha en mente para la reapertura de Santiago?

-No, yo no tengo fecha, porque tampoco la tiene el arquitecto. Lo que quisiera decir para tranquilizar es que estos edificios, que tienen cinco y seis siglos, no se hicieron para la contaminación que hay y las vibraciones que tiene la calle con el tráfico. Segundo, creo que las obras van a buen ritmo, lo que ocurre que son obras muy lentas porque son consolidación de pilares y mientras que esto no se hace lo que más llama la atención es el exterior. Pero, mire usted, lo primero es que no se nos caiga el techo, ya pondremos bonita la fachada. Hay que tener mucha paciencia. Y, además, ahí está trabajando la Plataforma Pro Santiago porque, aunque la apuesta de la Junta ha sido importante, se necesitan muchos fondos porque hay muchas cosas que restaurar y a todas no va a llegar la Administración autonómica. El barrio y Jerez tienen que tomar conciencia de que las administraciones pueden ayudar, pero esto es una tarea de todos. De ahí que todo el apoyo que se dé a la plataforma, toda la ayuda para recaudar fondos será bienvenida. Porque son muchas cosas las que hay que hacer en ésta y en otras iglesias. El patrimonio que tiene Jerez, yo no sé si los jerezanos son conscientes de ello. A mí me gustaría que un día pudiéramos tener las iglesias hechas una primavera y pudiéramos tenerlas abiertas las 24 horas porque la gran riqueza de Jerez no son sólo el vino y los caballos, sino también su patrimonio cultural-artístico.

-De hecho, recientemente, el Ayuntamiento y usted han hablado de la posibilidad de abrir las iglesias al turismo.

-Hemos comenzado a hablar de ello. Con el Ayuntamiento hay que buscar fórmulas porque el problema de estas iglesias magníficas que tenemos, como la Catedral, San Dionisio, San Miguel, Santo Domingo, San Juan de los Caballeros, San Mateo, San Lucas, San Marcos, es que hay que abrirlas. ¿Quién paga eso? La economía de la Iglesia es de calderilla, nosotros no podemos mantener la apertura de los templos. Es decir, que tienen que contribuir todas las fuerzas y las entidades, también las privadas, porque eso beneficia al turismo y, por tanto, a las empresas; el Ayuntamiento y la Iglesia. Pero tenemos que acostumbrarnos a trabajar en equipo y a unir fuerzas, no a colgarse medallas. Aquí no se trata de colgarse medallas, se trata de que nuestros tesoros los disfrute el pueblo.

-Hablemos ahora de cofradías. Recientemente anunció usted la coronación de la Virgen del Valle. Se ha hablado también en círculos cofrades de la Yedra y la Estrella. ¿Le ha resultado todo esto en algún momento parecido a una competición por conseguir la corona?

-Bueno, en primer lugar quiero decir que aquí la única petición que estaba, cuando se concedió la coronación de Nuestra Señora del Valle, era la de esa hermandad. Y estaba desde 1989. Después vino rápidamente y presentó el dossier la hermandad de La Estrella. Se les ha mandado un escrito, porque claro un dossier no se improvisa todos los días y una coronación no es algo que se hace en dos días, y las improvisaciones...Yo prefiero que el tema de las coronaciones se haga poco a poco y que sea un signo reservado para los momentos más importantes. Y, además, cuando lo exija, como dice el Código de Derecho Canónico, cuando lo exija la realidad pastoral y eso lo tiene que discernir el obispo. La Yedra aquí en la delegación de Hermandades y Cofradías todavía no ha presentado nada. Las noticias que tengo es que están preparando su dossier según la normativa vigente y así están las cosas de las coronaciones. Pero esto no debería ser una carrera de obstáculos, y a ver quién se pone la primera. No. Todo tiene su momento y hay que buscar el momento apropiado porque, si no, se devalúa el fin.

-La Carrera Oficial continuará el año que viene igual, ¿no?

-Bueno, yo tengo que decir que cuando el obispo crea un organismo y le da unas competencias tiene que respetarselas. Además, el tema de la Carrera Oficial no roza ni el dogma ni la moral ni la liturgia. Como si no hubiera. Lo importante no es la Carrera Oficial, lo importante es hacer la penitencia y dar culto a Dios. Yo en ese tema no he entrado ni voy a entrar, porque los cofrades de eso saben mucho más que el obispo, seguro.

-¿Educación para la Ciudadanía le parece un instrumento educativo o político?

-La cuestión de fondo es que estamos ante un proyecto ideológico de alto calado y hay sus intereses. Por eso se impone. Si la preocupación fuese educar en los valores cívicos, la Constitución y los derechos humanos, pues todos estaríamos de acuerdo. Pero cuando el Estado invade esferas familiares y esferas de la conciencia entonces hay una ideologización, y eso es lo que verdaderamente yo he rechazado, como lo han hecho muchos padres. No estoy de acuerdo ni en el contenido ni en las formas. Creo que podríamos haber llegado a una asignatura para la ciudadanía de consenso sin tener que entrar en temas que entra esta asignatura. Hubiese sido mejor para este país, para esta nación, una asignatura que fuese fruto del consenso y no de la imposición. Porque queramos o no queramos esto nace muerto y más tarde o más temprano desaparecerá.

- Ahora también es noticia la Ley de la Memoria Histórica, que obliga a retirar determinados símbolos franquistas de las iglesias.

- Lo he visto en la prensa y habrá que ver en qué consiste eso. Porque, claro, estaría bueno que tuviera yo que quitar un crucifijo de dentro de la iglesia. Ya eso sería... Hay que esperar, yo no tengo más noticias de las que han salido en los periódicos y habrá que ver. Yo sí sé que esto nada más que conduce a abrir heridas y yo creo que hay que volver al espíritu de la transición, que era un espíritu de reconciliación de los españoles, de construir mirando al futuro. Cuando se quiere reescribir el pasado, al final eso pasa factura. Mire usted, ya habíamos superado esto. ¿Para qué damos un paso atrás? ¿Qué bienes nos reporta mirar hacia atrás? Pues el que mira hacia atrás se queda sencillamente como una estatua de sal.

- ¿Qué le ha parecido el encierro de dos sindicalistas en la Catedral en contra de los despidos de Urbanismo?

- Bueno, a mí me cogió en Roma. El asunto lo han llevado muy bien tanto el deán de la Catedral como el vicario de pastoral. La Iglesia en su tradición secular es madre y siempre tiene las puertas abiertas. Allí se les ha acogido y ellos han respetado el lugar sagrado. Nos alegramos de que hayan cogido el sendero del diálogo y del entendimiento.

-Ha llevado usted a cabo una profunda reestructuración en la Diócesis con el nombramiento de varios delegados diocesanos.

- Siempre por este tiempo, por septiembre, pues lo mismo que hay cambio de párrocos pues también hay cambios de delegados. El Obispado se mantiene con gente voluntaria y la labor de los seglares es muy importante. Más del ochenta por ciento de las personas que trabajan aquí no son clérigos, sino seglares. Hemos nombrado una persona del gremio nuestro como es Gabriel Álvarez, un magnífico profesional de los medios de comunicación, al frente de la delegación de medios juntamente con el secretario, Agustín, un hombre experimentado también en este área de la comunicación. Y además la potenciación de la nueva campaña de financiación de la Iglesia Católica, donde están trabajando grupos de seglares con el vicario de economía al frente, Francisco Fuegos. Esto es un signo más de que los seglares no tienen una participación teórica en esta Diócesis, sino muy real y muy importante para nosotros.