La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, se dispone a estrechar la mano al líder ruso, Vladímir Putin, antes de la reunión que mantuvieron en Moscú. / AFP
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Rusia avisa a EE UU de que su plan de instalar un escudo antimisiles lleva a otra guerra fría

La reunión entre Putin y Rice en Moscú remarca las diferencias insalvables que existen sobre un proyecto armamentístico que afecta a Polonia y a la República Checa

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Las negociaciones celebradas ayer en Moscú para evitar que el despliegue por parte de Estados Unidos de un escudo antimisiles en Polonia y República Checa desencadene una nueva guerra fría finalizaron sin ningún resultado. El presidente, Vladímir Putin, advirtió a la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, y al jefe del Pentágono, Robert Gates, de que Washington debe renunciar a tal proyecto si no quiere causar un serio empeoramiento de las relaciones, mientras el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, pedía al menos su congelación.

«Crónica de un desacuerdo anunciado», señalaban algunos medios de comunicación rusos. Resulta difícil imaginar que después de haber amenazado incluso con apuntar sus misiles a las ciudades europeas Putin vaya ahora a ceder a las pretensiones estadounidenses, sobre todo teniendo en cuenta que las legislativas en Rusia están a la vuelta de la esquina. El jefe del Kremlin encabeza la lista del principal partido para los comicios de diciembre. Tampoco parece probable que Washington modifique sus planes.

El encuentro de Rice y Gates con Putin tuvo lugar antes de verse con sus homólogos rusos, Lavrov y Anatoli Serdiukov. El presidente les dijo que su país nunca podrá ver con buenos ojos que se instalen misiles interceptores en Polonia, a las puertas de la frontera rusa. Putin afirmó que Estados Unidos debe renunciar urgentemente a tal idea a fin de impedir una seria colisión con Rusia.

Aprovechar la ocasión

«Podríamos decidir en el futuro instalar un sistema antimisiles en la Luna, pero antes hay que procurar no dejar pasar la oportunidad de alcanzar acuerdos concretos ahora», ironizó el máximo dirigente ruso. Rice, por su parte, manifestó que «existen discrepancias en nuestros puntos de vista, pero debemos superarlas porque hay cosas más importantes en las relaciones que tenemos que dejar a salvo, como son la lucha conjunta contra el terrorismo y contra la proliferación nuclear».

Rice y Gates ofrecieron una rueda de prensa conjunta con Lavrov y Serdiukov, en la que todos reconocieron no haber alcanzado acuerdo alguno. El próximo encuentro del mismo nivel será dentro de seis meses. Hasta ese momento, el ministro de Exteriores ruso pidió «congelar» el proyecto de despliegue de las bases americanas. La secretaria de Estado, sin embargo, dejó bien claro que su país continuará las negociaciones con Praga y Varsovia. Lavrov replicó alertando que Rusia «adoptará las medidas oportunas para neutralizar tal amenaza».

En mayo, el Ejército ruso efectuó el lanzamiento de un nuevo misil intercontinental, el RS-24, capaz de atravesar cualquier escudo, según el Kremlin, y de portar hasta diez cabezas nucleares de 550 kilotones cada una. Es decir, un poder destructor equivalente a 275 bombas como la que arrasó Hiroshima con un solo cohete. Putin dijo entonces que «es perjudicial y peligroso convertir Europa en un polvorín con el emplazamiento de nuevos tipos de armamentos».

Alternativa rechazada

La última vez que el presidente ruso y su homólogo norteamericano, George W. Bush, se vieron las caras fue en septiembre en Sydney y tampoco lograron ninguna aproximación. Y eso pese a que Putin ofreció otra vez el uso conjunto de la estación de radar de Gabalá (Azerbaiyán), como alternativa a la que EE UU piensa construir en República Checa.

Ayer tampoco avanzaron las conversaciones para hacer que Rusia regrese al Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), del que se salió en julio. Moscú recrimina a algunos países de la OTAN su «falta de voluntad» para ratificar las enmiendas al FACE hechas en 1999. El documento fue firmado en 1990.

Irán fue el otro gran tema de discordia en la reunión de ayer. Rusia sigue rechazando la aplicación de sanciones contra el régimen de los ayatolás mientras Rice amenazó con aplicarlas incluso a los países que cooperen con él. «Los que tengan negocios con Irán corren determinado peligro», subrayó la secretaria de Estado, sabedora de que Rusia los tiene.

Lavrov reiteró el mismo argumento que Putin defendió el miércoles ante el presidente francés, Nicolas Sarkozy: «No hay pruebas de que Teherán pretenda dotarse del arma nuclear». En lo único en lo que ayer se pusieron de acuerdo las dos delegaciones fue en iniciar la preparación del nuevo documento de desarme estratégico que sustituirá al Start-1, tratado que expira en 2009 y que limita el número de armas nucleares ofensivas.