CONSTRUCCIÓN. Imagen de un chalé en el extrarradio de Chiclana. / J. M. A.
Chiclana

El negocio de la construcción sufre un parón a raíz de la trama urbanística 'Obra Nueva'

Los pequeños constructores dicen que hay un 50% menos de trabajo y que tienen que buscar faena «en otros pueblos»

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Era vox-populi. La mayoría del pueblo sabía que la situación, tarde o temprano, iba a estallar. Y lo hizo el pasado mes de mayo cuando se dio a conocer la operación que venía desarrollando la Guardia Civil, denominada Obra Nueva. La supuesta trama que contra la que se actuó consistía en falsificar certificados para legalizar viviendas o acreditar la existencia de inmuebles edificados en suelos urbanos no consolidados con el fin de conseguir préstamos hipotecarios. Más de una veintena de personas está implicada y la operación sigue su curso.

Este hecho ha supuesto un duro golpe al negocio que se realizaba con la construcción en el extrarradio de manera no controlada. Ahora se están pagando las consecuencias de la construcción salvaje que ha vivido la localidad en los últimos tiempos. A esto hay que sumar la ralentización en el sector de la construcción que está viviendo el país, y que está afectando también a la provincia. «El sector ha decaído un 50%; yo no hago un presupuesto de un chalé desde hace más de un año», explica un pequeño constructor de la zona, añadiendo que la gente tiene «miedo» y que los únicos que se arriesgan a realizar una casa ilegal son los dueños de parcelas. «Ahora nos tenemos que dedicar a las reformas o a buscar faena en otros pueblos», puntualiza. La situación de algunos pequeños almacenes de materiales de la construcción también es similar, al igual que la de transportistas particulares que se dedican hacer portes para obras y que han visto cómo se reducía su volumen de negocio.

Otra de las circunstancias que ha agravado la situación es la del caso del Banco Andalucía. El director de una sucursal de la capital apareció el pasado mes de agosto ahorcado en su despacho y se le relaciona presuntamente con la trama urbanística. Fuentes cercanas a su entorno afirman que él es una víctima más y que los directores de banco no son policías que vigilan a sus empleados. De esta forma, sus conocidos barajan que la mente le jugó una mala pasada, porque el banco no tiene constancia de «nada raro».

Según personas de su círculo, Manuel Lavié era querido por su compañeros, discreto e incapaz de traicionar al banco en el que llevaba trabajando muchos años.

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