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Los clanes de Sanlúcar revolucionan el mercado de la droga al por menor

Papelinas de rebujito a diez euros es el reclamo para mantener el negocio en tiempos de crisis

silvia tubio
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Hace unos años, el gran supermercado de la droga, donde abastecerse de dosis para consumo propio o para vender a terceros en la Bahía de Cádiz, abría las 24 horas en la barriada de José Antonio, en El Puerto. Hoy ese punto negro del tráfico de drogas ha sido desplazado por la fuerza de otros clanes, situados en Sanlúcar, que han sabido reinventar el negocio en tiempos de crisis.

La depresión económica hacía inviable mantener una clientela dispuesta a pagar 60 euros por un gramo de cocaína y entre 40 o 50 euros por una bellota de 10 gramos de hachís. Precios de 'lujo' para bolsillos que solo reciben el aporte de las ayudas sociales o los ingresos de unos sueldos diezmados, en el mejor de los casos.

Organizaciones familiares como el clan de la Pinilla, en Sanlúcar, han visto en estos momentos difíciles una oportunidad para sacar al mercado una mercancía de peor calidad, más cortada, más barata y por tanto, más accesible, que además les permite mantener unos ingresos notables. Una ecuación empresarial perfecta que se llama 'rebujito'.

En la Comisaría Provincial, el inspector responsable del grupo UDYCO especializado en el tráfico al menudeo, confirma la primacía de estos clanes sanluqueños en este segmento del narcotráfico. "Los traficantes que operan en Cádiz se abastecen en Sanlúcar. José Antonio ya es pasado".

La clave del éxito de estas organizaciones está en el precio competitivo que ofrecen. "Han establecido un precio unitario: 90 euros por quince papelinas y regalan una más. Al consumidor le venden cada dosis a 10 euros, ¿quién no puede permitirse ese coste? No solo mantienen a la clientela sino que son capaces de aumentarla".

Esas papelinas pesan unas cuantas micras y contienen una mezcla de heroína y cocaína con un nivel de pureza ínfimo. Como la banca del casino, los clanes siempre ganan. Con esta manera de cortar la sustancia, "consiguen sacarle un beneficio de 100 euros al gramo", señala el inspector de la UDYCO.

Los clanes

La última vez que la Policía Nacional ejecutó una redada contra el clan de la Pinilla fue en 2013. Más de una veintena de detenidos fueron arrestados como responsables de una amplia red de distribución con una base de operaciones en varias viviendas del barrio Huerta de San Cayetano.

Al frente de esta organización una mujer, Dolores La Pinilla, quien los especialistas en el tráfico de drogas al por menor la señalan como la gran jefa del narcotráfico a pequeña escala en la provincia. Por encima de ella están ya los traficantes que mueven en una sola operación de compra-venta varios kilos. Estos expertos señalan la localidad de Dos Hermanos (Sevilla) como el lugar donde se abastece la Pinilla.

En la 'operación Astrea', la UDYCO también indagó en el patrimonio de esa familia sanluqueña después de que la Justicia los absolviera del delito del blanqueo de capitales. La Audiencia no vio indicios de delito en los ingresos que obtuvo la organización entre 1995 y 2003. Pero los agentes no se han dado por vencidos y el año pasado presentaban los resultados de un nuevo estudio patrimonial sobre los bienes de la banda: 15 fincas, 40 vehículos de alta y media gama así como el pago de numerosas facturas por obras y servicios cuya valoración total se estima que ronda los tres millones de euros.

Clientela de subsistencia

La mayoría de la clientela de estos clanes son "camellos de subsistencia", señala el inspector jefe de la UDYCO. Toxicómanos que se dedican a la venta para garantizarse la droga que le reclama su adicción. Son personas atrapadas por su propia enfermedad "que se gastan la 'paguita' en comprar la droga que luego revenden y con ese dinero vuelven a comprar. Es un círculo vicioso del que nunca salen". Solo la muerte los expulsa para siempre de ese mundo.

Y los especialistas

Pero también los hay especialistas del menudeo, de los que vivían de ello antes, durante y todo apunta a que después de la crisis. Un ejemplo que responde a ese perfil es el 'Ruso'. Un traficante de la capital de 52 años, de los cuales 20 los ha pasado en prisión. En los años duros del caballo también cometió atracos para conseguir liquidez. Aunque, según describe el jefe de la UDYCO, no es un delincuente violento. "Es sagaz y jamás colabora. Y sabe que nunca va a abandonar esa forma de vida". La última vez que este funcionario policial lo tuvo de frente, se lo dejó bien claro: "Cuando salga de prisión volveré a lo mismo. No sé hacer otra cosa". Su expediente lo dice bien alto, acumula 24 arrestos.

Para la Policía Nacional es el 'camello' que más 'papelas' ha llegado a mover en la capital, más de mil dosis al mes. "El Ruso ha tenido que ir dos veces a Sanlúcar en el mismo día para aprovisionarse". Su centro de operaciones, en la vía pública, en la esquina de la calle Alcalde Blázquez con la avenida Lacave. La droga siempre escondida y si aparece la Policía, se la mete en la boca, se la traga antes de ser arrestado con ella encima. "Es el gran especialista".

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