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El Museo del Traje homenajea a Berhanyer
«Una mujer elegante lo es con un harapo», afirma el último representante de la alta costura
![El Museo del Traje homenajea a Berhanyer](https://s2.abcstatics.com/Media/201509/30/cordoba-elio-moda--644x362.jpg)
«Una cosa es vestirse bien y otra cosa es ser elegante; la elegancia no la hacemos los diseñadores, la hace la mujer», dice el cordobés Elio Berhanyer, el último representante de la alta costura española que prefiere no hablar de tendencias, porque «una mujer elegante con un harapo viejo sigue siendo elegante».
«Puede que la elegancia sea algo con lo que se nazca o se aprenda. Es algo interior, muy sutil; está en la forma de hablar, de andar y de moverse», dice en una entrevista con Efe al recibir un homenaje en el Museo del Traje en Madrid.
Sus padres eran campesinos y él trabajó de albañil y repartidor
De padres y abuelos campesinos, antes que diseñador fue cuidador de ganado, albañil y repartidor de leche, hasta que metió la cabeza como dibujante en la publicidad y de ahí dio el salto al mundo de la moda.
«Cuando empecé en España, la casa más importante era Loewe, era Balenciaga, y luego estaba Pedro Rodríguez, Manuel Pertegaz y un señor que se llamaba Elio Berhanyer», dice sonriendo en referencia a sí mismo.
En las pasarelas como público
Hace unos días se le podía ver como público en los desfiles de la Madrid FashionWeek, porque, a pesar de que estar retirado y de su avanzada edad, le gusta ver lo que hacen los diseñadores de hoy en día.
«No he podido ver todas las colecciones. Tengo la espalda hecha polvo, estoy medio ciego, sordo como una tapia. Lo único que tengo sano es la cabeza. Mi cabeza no llega a los 20 años», alega con la vitalidad de un niño.
Antes de la mesa redonda que se celebra en su honor, y en la que participan el empresario Enrique Loewe, el diseñador Modesto Lomba o la directora del centro museístico, Helena López de Hierro, Berhanyer ha tocado, uno a uno, todos los vestidos de una exposición temporal que el museo madrileño le dedica.
«Antes, en la alta costura, todo se hacía a mano»
«De este vestido no me acordaba. ¡He hecho tantos!. Estos botones se los mandé hacer a un artesano, porque antes, en la alta costura, todo se hacía a mano», dice, mientras toca una chaqueta tres cuartos en amarillo canario.
Su uso del color, sus líneas puras y su elegancia serena cautivó a clientas de la aristocracia como una joven reina Sofía, a Sonsoles Llanzol, la condesa de Romanones o a artistas internacionales, como Ava Gadner, que le hacia encargos durante sus rodajes en España.