análisis

24-M, el día que lo cambió todo

Las eleeciones generan un terremoto político para la izquierda y la derecha, está sin esperarlo en el gobierno y la oposición

24-M, el día que lo cambió todo v. merino

r. ruiz

Un terremoto político. Sin medias tintas. Eso es lo que han generado las elecciones municipales en Córdoba a todos los partidos. Ni los que van a gobernar esperaban gobernar, ni los que van a pasar a la oposición tenían eso en sus planes. El vendaval -común al resto de España- ha soplado con tanta fuerza que ha dejado al PP fané y descangallado, y a la izquierda, disgregada, a ponerse de acuerdo para dotar de estabilidad al Ayuntamiento.

Conocida la decisión de la Junta Electoral de Zona de rechazar las impugnaciones presentadas, Isabel Ambrosio será alcaldesa bien el 13 de junio o el 3 de julio si existe un contencioso electoral. A partir de mañana, lunes, empiezan las reuniones previas a un Pleno corporativo con seis grupos. IU reúne a su ejecutiva local para proponer la entrada del gobierno. Ganemos Córdoba, a su asamblea para marcar unos escenarios. La futura alcaldesa de Córdoba ya ha dicho que bromas, las justas.

La estabilidad, clave

La estabilidad de la ciudad, de sus principales instituciones sometidas a coaliciones de gobierno, es, hoy, un asunto clave. Ya pasó esto mismo antes, pero no entre tres partidos y con distintos protagonistas. Las posibilidades, en estos momentos, son dos. O un gobierno bipartito entre PSOE e Izquierda Unida, o un tripartito que incluya a la agrupación de electores Ganemos. La ciudad no se puede permitir las tácticas que tengan a un gobierno débil que es lo que persiguen ideas como la Alcaldía rotatoria, destinada a recordarle a la futura alcaldesa que no manda.

Poner de acuerdo a dos en gobierno de coalición es difícil, y llegar a acuerdos a tres bandas se antoja más que problemático a la hora de las grandes decisiones, desde los presupuestos hasta la política fiscal, y el PSOE no tiene números con sus siete concejales para tener la última palabra. Para todo lo relevante necesitará a los cuatro de IU y los cuatro de Ganemos. Ambrosio se ha trabajado la centralidad, pero ese planteamiento suyo es minoritario. La orientación de su gobierno no depende de su exclusiva voluntad por una razón simplemente matemática: tiene pocos concejales.

Las decisiones pendientes

El PP, por la moderada irrupción de Ciudadanos y el batacazo de Unión Cordobesa, es la principal víctima propiciatoria del día 24. Los populares disfrutaban de unas expectativas de gobernar con mayoría simple . Sencillamente, no entraba dentro de sus planes que la suma de la izquierda fuese relevante, teniendo en cuenta el comodín de Ciudadanos, que ya había asegurado que no iba a participar en un gobierno de coalición contra el más votado.

El PP afronta, en primer lugar, un problema grave de recursos humanos. Perder a la vez el Ayuntamiento y la Diputación le obligará a dejar de contar con mucho personal clave. Tiene que elegir con qué efectivos se queda en los sitios que pueda negociar antes del Pleno corporativo. La clave, sin embargo, radica en el liderazgo. No hay papel más incómodo que el de exalcalde en la oposición. Obliga a estar permanentemente a la defensiva, sosteniendo lo realizado por encima de construir una alternativa de gobierno.

Rafael Merino no pudo formar gobierno en 1999 y concilió su escaño de diputado con el de portavoz hasta 2003, municipales que ganó Rosa Aguilar. José Antonio Nieto, entonces número dos del grupo, fue tomando responsabilidades hasta que se presentó en 2007 por primera vez. Los populares perdieron un tiempo precioso en estructurar su discurso en la oposición y solamente la asunción de plenos poderes por parte del actual alcalde permitió establecer la mayoría ganadora.

Las generales, ya

En el PP, pocos dudan de que Nieto vaya a formar parte de la lista de las generales -con la previsión de que no haya segundas autonómicas, lo que obligaría a disolver la cámara- que se celebrarán entre finales de noviembre y diciembre de este año. El papel que juegue en adelante en la política municipal tiene que decidirlo él y su partido. El debate es si la ventolera del 24-M ha sido lo suficiente fuerte como para que el PP entienda que ha de existir una reorientación del proyecto o si lo que se ha realizado tiene pilares sólidos de forma que tres o cuatro retoques sean suficientes. En realidad, el alcalde en funciones ya había asegurado que, de ganar, no tenía intención de volver a presentarse en cuatro años.

El PP optó en campaña por resaltar lo contrastado de su candidatura frente a las debilidades ajenas. La realidad es que los socialistas, IU y Ganemos presentan unos nombres donde la experiencia brilla por su ausencia. Isabel Ambrosio parte con la desventaja de su bajo grado de conocimiento popular. De su grupo, solo hay dos personas con experiencia en gestión municipal, David Luque y Emilio Aumente. La propia futura alcaldesa no ha tenido nunca un cargo municipal y su campaña ha sido poco dada a concretar contenidos. Más de frases de principios que de hechos contrastables.

En primer lugar, todas las exigencias realizadas en campaña a la Junta se van a tener que concretar en los primeros meses de mandato. Ambrosio ha sido explícita en este aspecto como para que los próximos presupuestos de la Junta sean más de lo mismo.

La solvencia

El futuro gobierno tendrá que dar una imagen de solvencia que, en estos momentos, no se le supone. Córdoba no ha tenido un gobierno con tres partidos desde el año 1979, fecha en la que Anguita pactó con el PSA y con el PSOE para el primer mandato municipal. La historia es conocida. Los socialistas decidieron, en cuanto pudieron, salirse del proyecto común. Son estos tiempos distintos. La vieja y la nueva política estarán en el mismo gobierno, al menos, en el momento de la investidura. Y los focos estarán puestos en Ganemos que, por mucha agrupación de electores a la que se quiera agarrar, tiene detrás a Podemos.

Algunas de las medidas tributarias propuestas son directamente ajenas a la legalidad y los paquetes sociales para evitar desahucios, como se ha visto con la «ley Cortés», se enfrentan a normas superiores que es imposible desobedecer. PSOE, IU y Ganemos tienen aún que crear -o improvisar- un discurso común. Un relato coherente de medidas concretas.

El Consistorio empieza este mismo verano con los trabajos del presupuesto de 2016 que, además, tiene que ceñirse a un programa plurianual aprobado por el Ministerio de Hacienda. El equipo de gobierno tiene que gestionar un contrato de unos 11 millones de euros en un solo equipamiento, el Centro de Convenciones. Las obras para crear un cercanías urbano están en marcha y parte del paquete inversor de obras para la ciudad, financiado por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. El Urban Sur tiene que ejecutarse antes del 31 de diciembre y es preciso adoptar medidas sobre servicios públicos de relevancia. El nuevo gobierno arrancará con tareas de sobra como para dedicarse al comportamiento del diletante.

Cambio de ciclo

Ni la izquierda lo tiene todo hecho ni el PP es un cadáver, por mucho que las urgencias puedan a un análisis sosegado de las cosas. La gobernanza interna de un equipo formado por partidos tan dispares va a ser un regalito. La determinación de crear un frente «anti PP» solamente dura lo que se tarda en impedir la Alcaldía del candidato más votado , José Antonio Nieto. Gobernar Córdoba es bastante más complejo, menos primario, que cuatro medidas de lustre mediático. Y no hay cosa más difícil que dar respuesta a las expectativas.

Los primeros síntomas van a llegar con la asamblea de Ganemos, que se celebra mañana lunes en un instituto de la capital. La agrupación de electores tiene un debate real abierto sobre si apoyar al PSOE durante cuatro años es una buena idea. Si no acabarán fagocitados por un partido político de lo que se ha llamado despectivamente «la casta» una vez realizado un trabajo fino de apuntalamiento político. El mensaje del entorno de Julio Anguita es claro: quien juega con el PSOE pensando que puede domarlo acaba con el cuerpo lleno de dentelladas de la fiera.

Isabel Ambrosio puede tener ya señales claras de si su Alcaldía va a ser un camino llano o una jaula de grillos. El PSOE se juega mucho más que cuatro años de Alcaldía. Tiene la alternativa de disputar la ciudad al Partido Popular como fuerzas dominantes o dejarse comer el terreno ante formaciones como Podemos, que antes o después se dejará de experimentos tácticos y dará la cara como opción política en unas municipales.

24-M, el día que lo cambió todo

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