«Súper Nicolás»
«Súper Nicolás», como yo lo llamaría, ha conseguido, con su juventud a cuestas, reírse de todo el sistema; su habilidad para crear artificios y rimbombancias ha dejado el listón tan alto que los obstáculos para los venideros, que por supuesto no faltarán, alcanzarán cuotas de Güinness.
De nuestro héroe, se ha dicho que la causa de su caída ha sido: «La falta de paciencia y la sobra de arrogancia», pero si con estas características hiciéramos un ejercicio de memoria obtendríamos una serie de personajes que en el tiempo se han sucedido y han creado mitos a superar por seres de este tipo; me estoy refiriendo, por ejemplo, a nombres del calibre de Urdangarin, Juan Guerra, Julián Muñoz, Bárcenas, El Dioni, El Chiquilicuatre, Pujoles por doquier… y así una inmensa lista de megalomaníacos como «Súper Nicolás». Estos personajes, que a lo largo de nuestra vida hemos conocido y que a través de la literatura hemos admirado, son tan reales como tú y yo, tan peligrosos como ingenuos, tan transcendentales como inocuos; solo depende de su maldad y de su obstinación y sobre todo detectarlos lo antes posible para no ser durante demasiado tiempo los hazmerreir de la comunidad, tanto nacional como internacional y que los actos y consecuencias derivados de estos personajes no giren a la deriva a demasiada población.
Ahora toca «depurar responsabilidades», palabras usadas por la clase política para desde luego no llegar a nada y que no acontezca nada, ni nadie sepa en qué queda nada, pero para nosotros y en concreto para mí, el héroe «Súper Nicolás» ha sido capaz de arrancar sonrisas entre el vulgo, esperar su noticia en los medios de comunicación y olvidar este sainete de mentiras y corruptelas al que la clase política nos tiene acostumbrados.
«Súper Nicolás», eres grande, aunque joven de edad. Debes de tener paciencia y controlarte. A pesar de todo lo anterior, esperamos tu próximo capítulo; no tardes, tus fans pueden adherirse a cualquier otro. Por cierto, algún director de cine debe de ir pensando en él, pues la trama, el personaje y la trascendencia no tienen desperdicio.