DESDE EL SUR
EL ARTE DEL POSTUREO
El arte del postureo se ha instaurado oficialmente en buena parte de las administraciones públicas de nuestro país. La adopción de nuevas poses, actitudes y formas de gobernar, más por apariencia que por convicción, es la tónica habitual de nuestros neófitos políticos que auguran un cambio radical a través del consenso con el resto de partidos enmarcados en una, cada vez más, ambigua izquierda española. Este postureo les está llevando a demasiadas situaciones surrealistas y a la toma de decisiones que en nada benefician a los millones de españoles que con su trabajo y esfuerzo intentan llegar a fin de mes. En la provincia de Alicante tenemos claros ejemplos del arte de posturear en mayúscula, desde asegurar que una parte de sus sueldos públicos irán destinados a sus propios partidos políticos –menuda sinvergonzonería–, hasta declinar asistir a las actividades programadas en las fiestas patronales de su localidad o participar envueltos en la bandera republicana en eventos organizados por esa extrema izquierda tan exhibicionista como siempre.
Así son ellos, adscritos a unas poses prepotentes que les lleva incluso a querer firmar decretos para que ningún concejal asista a una procesión o cambiar la letra del himno de su Comunidad Autónoma. Por su puesto, la salsa que da vida y soporte a todo este postureo público instituido tras el pasado 24 de mayo, son sus incondicionales adláteres, tan promiscuos en medios de comunicación y redes sociales para dar patente de corso a tan disparatadas paparruchadas. Y si hablamos de sus obsesiones a la hora de prohibir y clausurar todo lo que pueden… ya ni les cuento.
Estudiar como acabar con el consolidado tardeo en una ciudad como Alicante o cerrar a cal y canto los locales de ocio nocturno y chiringuitos de playa en plena época estival son los primeros sorprendentes ejemplos de las nuevas maneras de gobernar de estos sectarios políticos procedentes de la más variopinta progresía española del siglo XXI.