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Las mujeres modernas y la falda-pantalón

Una moda recibida con hostilidad y agresividad

Berlín (Alemania), abril de 1911. La falda pantalón en Berlín: grupo de cuatro señoritas que exhibieron en los paseos del jardín zoológico la discutida moda
Berlín (Alemania), abril de 1911. La falda pantalón en Berlín: grupo de cuatro señoritas que exhibieron en los paseos del jardín zoológico la discutida moda - Charles Delius
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La llegada de la falda pantalón a principios del siglo XX fue una auténtica revolución en la moda y todo un desafío a las costumbres sociales del momento. En otros países europeos como Francia, Reino Unido, Alemania o Austria fue así. En una crónica firmada por «Danubio» en ABC el 17 de abril de 1911, se contaba « A mí me parece, y a mis lectores les parecerá también, que con montar a caballo, ir al café sólitas..., fumar, vestir la toca y la falda-pantalón, la prenda de sus ensueños, tendrían que darse por satisfechas, ¿ verdad?». Porque las austriacas fumaban, iban solas a los cafés, en fin, parecía que se «masculinizaban».

Pero en España la cosa llegó de una manera algo más brusca. Provocó la hostilidad de muchos energúmenos, que silbaban, insultaban y en ocasiones perseguían a las pocas que se atrevían a vestir una prenda que todavía llegaba hasta los tobillos y que tenía una gran amplitud. Como muestra la crónica de ABC del 22 de febrero de 1911: « Hace pocos días salieron a la calle dos señoritas luciendo unas preciosas faldas-pantalón, que quizá habían adquirido con el propósito de generalizar en Madrid la moda parisina. Pero las elegantes, que indudablemente ignoraban que en las calles de la villa y, corte hay a todas horas gente ineducada y atrevida que se sonríe de la prohibición del piropo y hasta de otras prohibiciones (…) pues llevan su atrevimiento a extremos increíbles, pagaron cara su osadía, y, perseguidas por 300 o 400 personas, que no merecían tal nombre, tuvieron necesidad de entrar de arribada forzosa en un establecimiento, cuya dependencia no encontró medio mejor de librar a las pobres mujeres de un atraco, que cerrar las puertas y apagar las luces, con el fin de que los perseguidores de las atribuladas mujeres se alejaran de aquellos sitios». Los hechos se produjeron en otras ciudades y de manera similar. Un síntoma de la manera de comportarse de una sociedad mayoritariamente analfabeta que no tenía la urbanidad como una de sus mejores virtudes.

La fotografía que hemos utilizado es de unas jóvenes alemanas, y es del fotógrafo Charles Delius (1877-1962) seudónimo de Karl Delius. Nacido en Berlín. Tras estudiar en la Academia de Artes de Berlín a finales del siglo XIX, fundó con dos amigos fotógrafos, Martin Gordan y Heinrich Sanden, la agencia «Berliner Illustrations-Gesellschaft», con la intención de comercializar fotografías para la prensa. En 1908 conoció al fotógrafo Walter Bernstein, con quien montó otra agencia de fotografía en París, tras lo cual convirtió su nombre en Charles Delius. Vivió sucesivamente en Roma, Niza y París, y amplió su red de corresponsales por toda Europa. Poco conocido, como casi todos los fotoperiodistas del primer tercio del siglo pasado, es un fotógrafo muy interesante para conocer la sociedad europea del siglo XX. Murió en Niza en 1962.

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